Pregunta para Asamblea de Madrid

Padecí un astrocitoma pilocítico con 11 años. La investigación es fundamental, así como concienciar sobre el cáncer a los jóvenes para desmontar el tabú y proporcionar herramientas frente una realidad cotidiana en muchos círculos de amistad y familiares

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Andrés García Pregunta de Andrés García

Me llamo Andrés y vivo en Madrid. A finales de 2013 empecé a percatarme de que perdía visión. Estaba en época de exámenes cuando, durante una prueba, llegué a no poder ver lo que estaba escribiendo, así que mis padres decidieron llevarme a la óptica. Allí constataron que no veía ni de cerca de ni lejos, así que me derivaron al Hospital 12 de Octubre para que valoraran mi estado. Los médicos consideraron, de entrada, que no había de qué preocuparse y nos mandaron a casa. Como no nos quedamos tranquilos, decidimos acudir, al día siguiente, a un médico especializado en el Severo Ochoa. Este fue el que, después de realizarme algunas pruebas, se percató de que había alguna irregularidad ubicada en el nervio óptico.

Volví al hospital y esta vez pudieron dar con el diagnóstico: un cáncer llamado Astrocitoma pilocítico ubicado muy cerca del nervio óptico. Me ingresaron y después de menos de una semana me intervinieron quirúrgicamente. Durante la operación, no pudieron quitarme toda la masa existente, así que después de unos días, me colocaron un Port-a-cath y empecé a recibir un tratamiento de quimioterapia que duró casi dos años.

Con el tratamiento, empezaron a aparecer efectos secundarios severos: no podía escribir porque las manos me quedaron afectadas, tenía muy mala visión, me afectó, también, los pies. Además, la enfermedad supuso que estuviera dos años sin acudir ni al colegio ni al instituto. La realidad de un niño que por aquel entonces hacía sexto de primaria cambió por completo.

La palabra cáncer, hasta el momento posterior a la intervención, no me la habían dicho como tal. Un día, mientras me suministraban quimioterapia, una psicóloga voluntaria perteneciente a una asociación, acudió a mi habitación para ofrecerme ayuda. Accedí a visitarme con ella de vez en cuando y fue durante estas sesiones que entendí la realidad de mi diagnóstico. De entrada, me costó asimilarlo, pero con el tiempo aprendí a conllevar la situación.

Es por lo presentado que considero imprescindible que se fomenten campañas de visibilización y de concienciación sobre el cáncer y sobre la posible afectación de la enfermedad en muchos círculos tanto de amistad como familiares para, frente a un diagnóstico, poder entender la realidad y hacer más llevadero el proceso de enfermedad. No es lógico que teniendo en cuenta la incidencia poblacional de afectación del cáncer, este siga siendo un tema tabú y que, en consecuencia, de tanto miedo afrentarlo. Además, creo que la sociedad debería de saber que la enfermedad puede afectar a personas de todas las edades y, sobre todo, que cáncer no es un sinónimo de muerte.

También pienso que las instituciones deberían de apostar a nivel económico para la investigación. Creo imprescindible hacer todo lo que esté en nuestras manos para avanzar hacia la curación, pero también hacia tratamientos menos agresivos.

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