Hola. Mi nombre es Teresa y tengo Esclerosis Múltiple. Cuando comencé con los síntomas el médico de cabecera no sabía con qué especialista derivarme, por lo tanto, mi diagnóstico tardó más tiempo. Es necesaria la instrucción constante al personal de salud.

Tenía tantos síntomas y el médico de cabecera no sabía con quién derivarme. Antes de ir por primera vez con la neuróloga, tuve atención psiquiátrica porque creía que me estaba volviendo loca, ya que no sabían que me pasaba con el cuadro clínico que presentaba. 

Todo empezó con vértigos, los cuáles fueron tratados con medicación, pero no se iban. Luego, mi hermano (estudiante de medicina) me hizo una revisión general, y me vio la pupila dilatada y la mitad de la cara con parálisis facial. Entonces, volví al médico de cabecera y me derivó de urgencia al neurólogo del hospital que en la primera consulta se dio cuenta que algo pasaba. En la resonancia magnética descubrieron que tenía microlesiones en el cerebro, luego se agrandaron y ya no podía ni hablar ni tomar decisiones, ni lavar los platos porque me temblaban las piernas. Además, aparecieron lesiones en la columna.

El 14 de febrero de 2017 me ingresaron al hospital. Lo cierto es que los corticoides que me mandaron no me hacían nada. Luego, con una medicación pautada me dieron el alta, pero  en marzo me tuve una parestesia en la pierna y como ya tenía el diagnóstico de esclerosis múltiple me volvieron a ingresar a un nuevo hospital con un neurólogo especializado que me trataba como si ya conociera todo de mi. En ese momento, me pusieron una sesión de quimioterapia suave. En mayo comencé con la primera dosis para frenar la EM.

Es esencial que los médicos de cabecera reciban constante formación para tener en cuenta a qué especialista derivar a sus pacientes dependiendo de los síntomas que presenten.

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