Pregunta para Asamblea de Madrid
Hay que empezar a lanzar el mensaje de que hay muchos tipos de cuerpos y que es algo bonito: ¿Por qué en los colegios no se habla de la diversidad corporal?
Me llamo Sara y soy educadora e integradora social. De hecho, me metí en ese mundo para intentar ayudar, en la medida de lo posible, a los colectivos más desatendidos. No me gustaría que nadie tuviera que pasar por mi misma situación.
Cuando era más pequeña, me salía de los cánones corporales establecidos como “normales”. El primer comentario que tengo grabado en la memoria es de mi padre. Cuando tenía 5 o 6 años estábamos comprando ropa, y al probarme un vestido me dijo: “Esas piernas no son normales. Tienes que hacer bicicleta o algo”.
En el colegio, mis compañeros, también hacían comentarios despectivos acerca de mi cuerpo. El bullying siempre ha estado muy presente en mi vida, casi desde principios de primaria hasta el comienzo de la ESO. Después, mi cuerpo dio un cambio drástico y empecé a usar una talla 36. Durante esos años viví tranquila porque no tenía que escuchar a la gente opinar sobre mí.
Cuando tenía 17 años, mis padres se separaron por un caso de violencia de género. Me mudé con mi madre a Burgos, y comencé a vivir una época más tranquila. Durante esta etapa volví a engordar. Fue un momento muy duro para mí, porque mi cabeza ya se había hecho la idea de que había adelgazado y nadie me iba a volver a juzgar. Cuando vi que mi cuerpo estaba cambiando de nuevo, empecé con un trastorno de TCA. No me daba atracones, y de hecho comía bien. Pero todo lo que comía lo vomitaba. Mi cabeza me decía que tenía que seguir siendo delgada.
Ahora mismo estoy intentando trabajar la aceptación de mi cuerpo. Mi constitución es la que es, y eso no va a cambiar. Me quiero sentir cómoda conmigo misma. Este verano estoy avanzando mucho. Un ejemplo que la gente ve tonto, pero para mi es un gran logro, es el hecho de haber empezado a usar pantalones cortos. Desde que mi padre me hizo aquel comentario, no había conseguido estar cómoda enseñando las piernas.
En mis redes sociales intento dar visibilidad a la diversidad corporal. Muchas veces vemos a las influencers que mueven otras cosas, como los batidos sustitutivos. Pues hay que empezar a lanzar el mensaje de que hay muchos tipos de cuerpos y que es algo bonito.
Por ello, le pido a la Asamblea de Madrid que desde los colegios empiecen a tratar estos temas, porque un comentario puede destrozarte la semana. Sobre todo, a la gente que tiene problemas más serios. Los profesores tienen que ponerse las pilas en este tema e intentar fomentar los valores relativos a la diversidad. Hay que educar a los niños y niñas desde pequeño en que la diversidad corporal existe.