Mi nombre es Rosario del Pilar Rodriguez Romaní, soy antropóloga de profesión con estudios de maestría en género y desarrollo. Si bien mis temas de investigación no estaban relacionados a temas de cuerpo, el 2019, por cuestiones personales, decido empezar a investigar y hablar públicamente sobre estos en el blog de Instagram “Bitácora de una gorda”.

Al hacer mis indagaciones, me puse a pensar en situaciones en las que mi cuerpo había sido desencadenante de discriminación, bullying, malos diagnósticos o prejuicios en mi contra. Es así que el espacio que abrí se fue convirtiendo poco a poco en una iniciativa de activismo por la diversidad corporal.

La recepción fue bastante buena y me hizo conocer de primera mano la situación desfavorable en la que se encuentran muchas personas que se ven juzgadas por la forma de su cuerpo. Esta plataforma se ha convertido en un punto de encuentro a la que muchas personas llegan porque sienten que el contenido les resuena. Para mí, sin tener formación en psicología ni nutrición, ha sido muy fuerte el recibir algunos testimonios así que apoyo en la medida de lo que me es posible y la red que he podido encontrar/crear me permite derivar los casos que creo necesitan otro tipo de acompañamiento, tal vez mucho más especializado. 

A mí me alegra mucho poder ayudar de alguna manera a todas las personas que se acercan a la página, lo que no me ha gustado tanto es darme cuenta que las personas con trastornos alimentarios y dismorfia corporal son mucho más de las que yo pensaba porque la inseguridad corporal termina repercutiendo en otros aspectos de la vida. 

Son muchas cosas las que me gustaría cambiar. Me gustaría que se deje de pensar en los cuerpos gordos como cuerpos siempre enfermos porque la forma de un cuerpo está determinada por múltiples factores y poseen, en cualquiera de sus tamaños, múltiples capacidades.  No se debe asumir nada sobre un cuerpo de manera tan gratuita. También debemos derrumbar el mito de que el cuerpo delgado es el ideal porque no lo es, un cuerpo delgado también puede estar enfermo (tanto física como mentalmente). Yo sé que tal vez es una visión utópica, pero se trata de combatir toda la violencia estética a los que nos hemos visto expuestas y expuestos durante toda nuestra vida en múltiples espacios.

La gente condena la gordura bajo la idea de “la salud”, pero no es siempre eso y el nivel de odio que se puede albergar contra un cuerpo gordo es increíble. En Perú, donde el tema de la gordofobia se está comenzando a tratar hace relativamente poco, me gusta ser parte de la conversación. Me gustaría seguir investigando sobre estos temas y acceder a una red de especialistas más grande y diversa. Quiero que más gente se anime a pensar y hablar sobre la discriminación que sufren los cuerpos gordos.

Es por eso que quiero iniciar esta campaña con Osoigo Perú. Es momento de cuestionar nuestra realidad y darnos cuenta que educar en inclusión también debería tomar en cuenta la diversidad corporal porque los efectos sobre la salud física y mental que trae la violencia estética sobre la población son devastadores. 

Para lograr el cambio que deseamos, necesito que puedas apoyar esta campaña con una firma. Solo tienes que dar click en “APOYAR” y difundir con tus contactos de todas las redes sociales. Si logramos reunir 300 firmas, las autoridades tendrán que poner ojos sobre esta situación y de una vez por todas ayudarnos a cambiar la realidad.