Pregunta para Región de La Araucanía
Las personas inmunocomprometidas somos discriminadas debido a la falta de información sobre nuestras enfermedades. ¿Cuándo se nos garantizará el derecho a vivir tranquilas y poder desarrollarnos profesionalmente?



Mi nombre es Rocío Zambrano, tengo 33 años, soy psicóloga infantil y vivo en la ciudad de Temuco, Región de La Araucanía. Desde hace cuatro años me enfrento a varias enfermedades, sufro de fibromialgia provocada por un síndrome de Sjogren, lupus y artrosis.
Hasta antes de la pandemia nunca sentí que estas enfermedades tuvieran un gran impacto en el desarrollo de mi vida diaria, más allá del estado emocional, sin embargo, con la crisis sanitaria me vi obligada a tener que comunicar en diferentes espacios mis patologías para acreditar, pues muchas veces se puso en duda, mi condición de paciente de riesgo.
En mi trabajo me hicieron sentir que era un problema que estuviera enferma y no pudiera exponerme a la presencialidad, pues por el cuidado de mi salud no podía, por ejemplo, realizar turnos éticos. Incluso, se me regañó por no haber comunicado previamente mis enfermedades, a pesar de que estoy en mi completo derecho como paciente de mantener en privado mi historial médico.
En el colegio donde trabajo se me señaló que o volvía a la presencialidad o presentaba una licencia, me dijeron que, de otra forma, como el teletrabajo, “no servía para ellos”. Por eso desde marzo me encuentro con licencia médica.
Los problemas laborales se suman a otra serie de inconvenientes que enfrentamos las personas que vivimos con enfermedades poco conocidas como la fibromialgia y el lupus. En el sistema de salud público se me ha cambiado tres veces de médico, y cada vez que eso ocurre debo volver a contar por qué se originaron mis patologías. Además, en la región solo hay 2 reumatólogos, por lo que me encuentro en una larga lista de espera, tan larga que otro médico me sugirió que mejor busque un profesional particular, lo mismo que debo hacer con los profesionales de salud mental.
Con todo lo vivido también he pensado en cómo esto afectará a medida que avance mi edad y me convierta en una persona mayor, pues lo que he visto es que con el paso de los años los síntomas se van agravando. Pensando en el futuro siento que me hice amiga del dolor porque no queda de otra, siento que al final seguir luchando con el dolor es batalla perdida, porque el dolor se siente a diario y a veces se vuelve invalidante, tanto que no me puedo ni levantar. Además, sé que si sigo con tantos medicamentos, cuando sea una persona mayor probablemente deba dializarme, pues es parte de las experiencias que he visto en las personas mayores. Lo que también genera muchos problemas emocionales y de salud en la tercera edad, que ya sabemos es un grupo etario que enfrenta muchas dificultades. Lo más lamentable de todo esto, es que muchas veces, ni siquiera me veo llegando a la vejez.
Por todo lo anterior, le pregunto a las autoridades pertinentes: Las personas inmunocomprometidas somos discriminadas debido a la falta de información sobre nuestras enfermedades. ¿Cuándo se nos garantizará el derecho a vivir tranquilas y poder desarrollarnos profesionalmente? He intentado recurrir a la Inspección del Trabajo, pero me han dicho que mi empleador sí puede forzarme a trabajar de forma presencial, sin comprender que para mi es un riesgo exponerme en tiempos de pandemia.
Es necesario que las autoridades de diversos ámbitos entiendan que hay enfermedades que ameritan una comprensión especial, pues por el contrario solo se nos discrimina, aumentando nuestros problemas emocionales, lo que también repercute en lo físico.
¡Apoya y difunde! Si logramos los apoyos las autoridades me responderán en este mismo sitio web. ¡Firma por el derecho a la salud y trabajo digno y respetado en Chile!