Soy Chango Chungungo, y junto a Changa Chungungo, el Loro Tricahue, la Delfín Nariz de Botella, la Ballena Azul, el Pingüino de Humboldt, el Guanaco,  y el Zorro Chilla, soy parte de la brigada de Resistencia Humboldt.

Somos un grupo de animales marinos y terrestres que habitan entre el Archipiélago de Humboldt y la expresión más austral del Desierto Florido de Atacama, y nos unimos para denunciar la amenaza a nuestro hogar, donde pretenden instalar el megaproyecto minero-portuario Dominga de la empresa Andes Iron y el Puerto Cruz Grande de la Compañía Aceros del Pacífico (CAP). Esto traería múltiples consecuencias para nosotros y las comunidades de La Higuera.

Minera Dominga plantea en su construcción un Rajo Sur para extraer hierro y cobre, que tendría 3 kilómetros de diámetro y 500 metros de profundidad, justo sobre el acuífero subterráneo más grande de la localidad, que surte de agua dulce a todos los poblados. No contemplan una malla de protección para que los ácidos del relave no drenen hacia las napas de agua subterránea y placas tectónicas, por lo que se podrían contaminar. Además, será una intervención directa al hábitat de guanacos, zorros chilla, pumas y loros tricahue.

La construcción de una planta desaladora como parte del proyecto Minera Dominga, pretende devolver toda la salmuera a nuestro océano, junto con ácido, cloro y anti incrustante (para que no se peguen los moluscos en los ductos), lo que va a acidificar el mar y causar nuestra muerte.  Nuestro hogar está lleno de biodiversidad porque se crea un área de surgencia, ya que la corriente de Humboldt que va de sur a norte choca con los montes submarinos del archipiélago y hace que se levanten todos los nutrientes con los que nos alimentamos. Esta planta desaladora va a intervenir toda la cadena alimenticia al absorber larvas, fitoplancton y krill.

En la zona también hay áreas de manejo de pescadores artesanales, quienes por décadas han ido desarrollando la extracción sustentable de recursos bentónicos, siendo el loco el producto estrella, y cuyas larvas se verían afectadas con la instalación de una planta desaladora.

Además, los mega puertos podrían fracturar el archipiélago con la entrada de buques de 400 metros de largo. Esto conlleva aguas de lastre y contaminación por derrames de petróleo, ácido, varamiento de metales, entre otros. Además, las ballenas podrían colisionar.

Por otro lado, el proceso de construcción del proyecto también implica polución por la cantidad innecesaria de camiones y maquinarias que van a remover tierra, más las tronaduras. Todo eso es contaminación atmosférica. También va a haber contaminación lumínica en una zona donde se han invertido millones de dólares en instalar observatorios astronómicos.

Vale agregar que ésta es una zona de conservación del pueblo originario recientemente reconocido, los Changos (pueblo del mar), que desarrollaron cultura, tecnología y cosmovisión. Sus descendientes aún viven en el lugar, por lo que se afectaría su identidad territorial y su patrimonio biocultural.

Dominga también ha producido una intervención profunda al tejido social de la comunidad, ya que han ofrecido regalos a algunos y a otros no, y han hecho que familias con amistades ancestrales ya no se hablen. Es importante recalcar que esto no puede seguir ocurriendo en Chile. El mundo cambió, nos dimos cuenta de que lo económico no lo es todo.

El dueño del proyecto Minera Dominga es Carlos Alberto Délano, quien está involucrado con el caso PENTA. Lo más curioso es que nuestro territorio se ve atentado por un proyecto que no es necesario, es incompatible y más encima su dueño, el mejor amigo del presidente Sebastian Piñera, está cumpliendo condena.  

Vale recordar que el proyecto había sido rechazado en dos instancias anteriores y actualmente revirtieron esos rechazos y lo aprobaron, pero de una manera irregular, ya que saltaron todas las recomendaciones de los servicios ambientales y además, de forma inédita avanzaron en el proceso administrativo de evaluación ambiental de un proyecto que está judicializado, ya que hay recursos de casación interpuestos ante la Corte Suprema. Evidentemente hay corrupción, conflictos de intereses y presiones políticas que quieren aprobar este proyecto a cómo dé lugar.

Por su parte, ya está aprobado el puerto Cruz Grande de CAP, el que tampoco es necesario porque esta empresa ya tiene un mega puerto en Guayacán a 30 km. al sur, y otro en Huasco, 80 km al norte. ¿Cómo se justifica que tenga un tercer puerto en menos de 100 km de costa?. Es ilógico e innecesario intervenir este lugar.  En este caso, el proyecto ya fue aprobado de forma turbia, sin participación ciudadana y con intervención del gobierno.  Es un proyecto poco estratégico y su Resolución de Calificación Ambiental (RCA) debe ser caducada por la Superintendencia del Medio Ambiente, ya que además la CAP tira los relaves de agua al mar lo que contamina terriblemente los océanos. En el mundo sólo hay 5 países que hacen esa mala práctica y uno de ellos es Chile desde hace más de 30 años.

Necesitamos que el Senado se manifieste sobre cómo vamos a proteger nuestro hogar. Es urgente contar con una figura que permita el desarrollo sustentable de esta zona, cuya vocación productiva lleva más de 30 años trabajando de forma progresiva en un desarrollo sustentable con participación y coherencia. Pero, al mismo tiempo, llevamos 15 años con la amenaza de transformarnos en zona de sacrificio. Definamos una política pública de Estado para que este lugar sea conservado y protegido para la ciencia, para las futuras generaciones y también como un sitio de esperanza para nuestro océano y ecosistemas terrestres. ¡Queremos seguir existiendo!

Te invitamos a visibilizar este tema. Si conseguimos 500 apoyos recibiremos una respuesta de las autoridades en esta misma web. Ayúdanos haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo.