Pregunta para Congreso de la República de Colombia
¿Qué se está haciendo para que los monocultivos no perjudiquen los ecosistemas de Salento, Quindío?
Cuenta la fábula del colibrí que un día hubo un enorme incendio en un bosque hermoso. Mientras todos los animales huían aterrorizados, un colibrí que habitaba el bosque se dirigió al lago a coger agua con su pequeño pico para intentar apagar un árbol cercano. Cuando un jaguar que huía lo vio, le preguntó qué estaba haciendo, pues era imposible que con ese pequeño pico el colibrí intentara apagar el incendio. A esto, el colibrí le respondió “No pretendo salvar el bosque, pero sí voy a hacer mi parte para salvar nuestro hogar”.
En Proyecto 100 mil hacemos lo mismo en Salento, Quindío. No pretendemos salvar el mundo, pero sí queremos hacer la diferencia en el pedacito que nos tocó. Desde hace 10 años plantamos árboles y sembramos vida. Con esto, queremos generar responsabilidad ecológica y conciencia sobre la problemática del cambio climático. Cualquiera siembra un árbol, pero el trasfondo de plantar un árbol es estar en contacto con la naturaleza, y reconocer que es hora de que hagamos algo porque se avecina algo catastrófico si no lo hacemos. Ya estamos viviendo las consecuencias de la crisis climática. El 50% de los bosques nativos ya están desapareciendo, los glaciares se están derritiendo, la capa de ozono tiene daños irreparables y los plásticos contaminan los ríos y mares. Por esto, nosotros decidimos aportar nuestro granito de arena y esperamos que esto sea suficiente para que muchas otras personas empiecen a tener iniciativas que luchen por el medioambiente.
Sembramos vida en nuestras jornadas semanales de restauración y caminatas ecológicas. Sin embargo, sentimos desilusión e impotencia cuando sembramos 40, 50 o 100 árboles, pero cada minuto se talan miles a escala mundial. La balanza está en nuestra contra, pero seguimos trabajando por la sostenibilidad y conservación de Salento y las zonas rurales de Quindío. En nuestro departamento nos enfrentamos a graves problemas medioambientales: deforestación, ganadería irresponsable extensiva, tala de árboles nativos, cambios de temperatura y, lo que más impacta nuestra tierra, los monocultivos a gran escala. Están llegando empresas extranjeras que están introduciendo monocultivos que no son tradicionales de la región y perjudican los suelos. Cultivos masivos de pinos, eucaliptos y aguacates, por ejemplo, están invadiendo nuestras tierras y reemplazando las especies nativas. Algunas de las consecuencias de estos monocultivos son la contaminación de cuerpos de aguas, deterioro de la diversidad biológica, daño a suelos por la gran cantidad de agua requerida y afectación a los pequeños agricultores.
Estos monocultivos están interviniendo en la biodiversidad de un ecosistema que está establecido hace muchos años. El volumen de la siembra es tan denso que los afloramientos, donde nacen las quebradas, están desapareciendo. Las quebradas tienen muy mala preservación. El Río Quindío y muchos otros ríos pequeños están perdiendo su caudal. En nuestras caminatas ecológicas vemos cómo ha cambiado nuestra tierra y cómo el deterioro se hace cada vez más notable.
Aún así, el apoyo institucional ha sido casi nulo. Y el problema medioambiental no solo es en nuestra región, sino en todo el país: en el Quindío, en la Amazonía, en la Orinoquía, en el Urabá Antioqueño y en muchos otros territorios. Tenemos que hacer algo ya. Tenemos que sembrar árboles y vida, y tenemos que cuidar nuestro planeta. Ayúdanos a ser escuchados por los dirigentes del país para que hagan algo y apoyen más iniciativas como Proyecto 100 mil. Firma esta pregunta y compártela con tus contactos. Solo necesitamos 350 apoyos. ¡Muchas gracias!
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