Soy Esteban Payán, biólogo y director para Colombia de Panthera, una organización global dedicada a la protección de 40 especies de felinos salvajes y sus ecosistemas desde México hasta Argentina.

Te invito a que leas, apoyes y compartas nuestra pregunta, para que los políticos reconozcan la urgente necesidad de proteger al jaguar de amenazas latentes como los monocultivos agrícolas y la deforestación. 

En Panthera tenemos la misión de hacer realidad el Corredor Jaguar, que busca unir todos los bosques, parques y reservas privadas amigables con los grandes felinos de América Latina para permitir la movilidad del jaguar, el felino más grande de América. Este se constituye como el corredor más largo del mundo. 

En 2009, cuando pusimos por primera vez cámaras trampa durante unos seis meses en este especial territorio, nos dimos cuenta de que había unos tres ejemplares en 100 kilómetros cuadrados. Esto lo supimos debido a que, por sus manchas, los jaguares son reconocidos de manera individual. 

A raíz de ese trabajo, decidimos luchar por la conservación del felino a largo plazo con las zonas existentes: reservas, resguardos indígenas, bosques y toda la riqueza natural de nuestra región. En Panthera trabajamos tres líneas de acción que identifican nuestra misión: el monitoreo de felinos mediante fototrampeo, la implementación de sistemas productivos que promuevan la convivencia con los felinos silvestres, y la formación y capacitación para niños y jóvenes con nuestro programa Escuela Jaguar. 

Han sido casi 13 años de compromiso, en los que logramos poner al jaguar en el mapa, a tal punto que se ha convertido en un ícono estético reconocido; no está lejos de las ciudades, también está en la moda y la cultura. 

Lo maravilloso de todo esto es que hay cada vez más conciencia medioambiental en los ciudadanos, en las nuevas generaciones preocupadas por preservar la fauna y, por supuesto, en los pueblos indígenas de departamentos como el Chocó y el Amazonas, para los que representa fuerza y poder.

Recordemos que el jaguar es una especie focal que asegura funciones ecológicas significativas para mantener el equilibrio del ecosistema. Al proteger a este animal, protegemos toda la fauna asociada a su hábitat, al igual que los suelos, el agua y el bosque.

Y aunque aún hay campesinos que matan a estos animales, estamos en la tarea de generar espacios de convivencia armónica entre humanos y felinos. De hecho, varios ganaderos se han convertido en nuestros aliados.

¡Protejan al jaguar con hechos, no con palabras!

Ancestralmente, el jaguar era un animal que se ubicaba en las zonas situadas por debajo de los 2.000 metros sobre el nivel del mar en toda Colombia. ¿Cuántas ciudades los han desplazado entonces?

En la actualidad no sabemos con certeza cuántos ejemplares pueden habitar nuestro territorio, porque la densidad que hay en Chocó es diferente a la de los Llanos, dado que la supervivencia de los jaguares depende de sus presas y los bosques disponibles.

De lo que sí estamos seguros en Panthera es de que la cantidad de jaguares está disminuyendo por amenazas exponenciales como los monocultivos agrícolas y una deforestación galopante, especialmente en el Amazonas. En ese sentido, es prioritario promover la madera sostenible que, aunque se trabaja en Colombia, no cuenta con la demanda existente. 

Es necesario recordar que, en 2010, Colombia se convirtió en el primer gobierno de Latinoamérica en comprometerse de manera oficial con la conservación del jaguar. No obstante, en Panthera vemos con preocupación que no hay una voluntad política real ni recursos para avanzar en el Corredor Jaguar. Además, este proyecto se debe desarrollar con las corporaciones autónomas regionales, que deben ser socios clave para lograr esta misión. 

En noviembre, cuando celebramos el Mes del Jaguar, tenemos planes semana a semana que compartimos en nuestras redes sociales: trabajamos con niños, jóvenes y adultos en talleres, exposiciones de fotos y otras actividades orientadas a crear conciencia y educarnos. 

¿Qué nos falta? Apoyo por parte del Congreso de la República para declarar, como Parque Nacional Natural, la Serranía de San Lucas, en el departamento de Bolívar. Esta gran reserva es fundamental para que el Corredor Jaguar avance y se convierta en bastión de otras especies como las tortugas, los manatíes y los osos de anteojos. 

Es una gran oportunidad de conectividad y diversidad dado que, por su ubicación, Colombia es el puente entre las poblaciones de jaguar presentes en Centro y Suramérica, y de perder esta conexión, estas estarían aisladas por siempre.

No obstante, no es un secreto que en la Serranía de San Lucas hay oro, por lo que existen intereses económicos de por medio que no permiten destinarla para favorecer nuestro medio ambiente. 

De otra parte, la invitación es a los ciudadanos, que también tienen una responsabilidad muy grande. Además de cambiar sus hábitos para cuidar el planeta, recuerden su responsabilidad en las urnas, de escoger bien a sus gobernantes, aquellos que realmente tengan compromiso con el agua, los bosques y la fauna.

¡Queremos celebrar al jaguar en noviembre y todos los días! Esperamos que un congresista responda nuestra pregunta en Osoigo: ¿Cuándo se declarará como Parque Nacional Natural la Serranía de San Lucas para proteger al felino más grande de América?

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