Todo comenzó hace años. Comencé a tener dolores en los pies al caminar y, poco a poco, fueron a más. Me dijeron que me hiciera plantillas, pero el problema no remitía, sino que avanzaba sin freno hacia un dolor más extremo, limitante incluso.

Me topé con la incomprensión de los médicos, que no me hacían mucho caso cuando llegaba a consulta contando mi situación.

Cuando el dolor ya era insoportable me presenté en Urgencias con la convicción de que de allí no salía sin un diagnóstico certero. Me vio el especialista de Vascular después de que me empezasen a aparecer heridas en los pies, para las que tomé los antibióticos que me fueron recetando sin efecto alguno. Todo lo contrario.

Afortunadamente, el especialista dio con la clave: el tabaco. Tenía la enfermedad de Buerger y, si seguía fumando, corría el riesgo de acabar con las piernas amputadas. Las heridas se habían empezado a gangrenar. 

Tras la consulta tuve que estar yendo 21 días seguidos al hospital durante cuatro horas cada día. La solución estaba en abandonar el tabaco para siempre. La nicotina iba cerrando mis arterias pequeñas y medianas sin freno.

A comienzos de este 2021 dejé de fumar. Siento que esta realidad nadie la cuenta. Se habla de que el tabaquismo puede derivar en enfermedades pulmonares y cardiacas, pero el riesgo de sufrir esta enfermedad también es real. 

Yo pude parar a tiempo, pero muchos otros no. Por eso pido que se haga hincapié en este riesgo real para la salud. Además reclamo un diagnóstico temprano para poder ponerle solución cuanto antes. 

Estoy segura de que afrontar esta situación se encuentra en los planes de algunos políticos, pero necesitamos soluciones cuanto antes: les instamos a que rubriquen sus compromisos en este asunto.

A todos los demás os agradecemos mucho el apoyo a este tema, pidiendo que lo difundáis por todas vuestras redes. Juntos lo conseguiremos. Muchas gracias a todos.

Súmate a esta iniciativa ¡todos ganamos!