Pregunta para Europarlamento

Si el abuso sexual infantil sigue siendo un tema tabú, las víctimas no se atreverán a hablar. ¿Qué medidas están tomando para trabajar en la prevención del ASI?

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Me llamo Mónica, soy de Guadalajara, tengo 39 años y soy sobreviviente ASI. Después de tres décadas en silencio, he decidido dar el paso y contar mi historia. Con nueve años, sufrí abusos por parte de una persona del entorno en el que vivía. Como suele pasar en muchos casos, tuve una amnesia parcial, es decir, en el fondo supe lo que había pasado, pero tenía el recuerdo en algún rincón de mi memoria.

Hace unos años, se cambió la ley de protección de la infancia y empezaron a salir noticias relacionadas con el abuso sexual infantil. Se me removió todo y salió el recuerdo a la luz, pero no me atreví a hablarlo y volví a aparcarlo. Más tarde, hace cuatro años, a causa del fallecimiento de mi madre, se me vino todo encima de nuevo.

Seguí manteniéndolo todo en secreto, hasta que decidí contar la verdad. Tengo dos hijos, y quería que entendieran lo que me pasó, pero a la vez concienciarlos para prevenirlos y que supieran cómo actuar si pasaran por algo parecido. Por eso decidí escribir un cuento infantil, con el objetivo de ayudar a otras familias.

El monstruo Téfilo ha sido la manera de contar mi historia. La protagonista es una niña que se llama Heidi (así es como me llamaban de pequeña) y de un monstruo con forma humana llamado Téfilo. En realidad, antes sí era una persona, pero acabó convirtiéndose en un monstruo al perder su humanidad.

En el libro hablo mucho de sentimientos, de cómo la protagonista pasa de ser una niña alegre, extrovertida y risueña a una niña callada, triste y cerrada. También hablo de la importancia de pedir ayuda a los padres o personas de confianza (hay que recordar que la mayoría de casos de ASI son dentro de la familia) si algún niño o niña se siente incómodo con una persona adulta.

El cuento está recomendado para niños a partir de siete u ocho años, pero sobre todo para padres, madres y educadores. La idea es que puedan leerlo con ellos y así hacerles entender el mensaje, e incluso ver su reacción en el momento. Puede ser una forma de que una víctima se dé cuenta de lo sucedido y decida contarlo.

Para mí, herramientas como este cuento, una educación sexual acorde a las diferentes edades, desde infantil hasta bachillerato, o formación a padres y madres y educadores, son indispensables para la prevención del ASI. Por supuesto, también es importante que las víctimas puedan tener un acompañamiento en el proceso, pero la prevención es la forma más eficaz para evitar tanto sufrimiento.

Es por ello que quiero dirigirme a los miembros del Parlamento Europeo para pedirles que se tomen medidas que fomenten la prevención del abuso sexual infantil desde la educación, como las que he mencionado anteriormente.

Creo que no somos lo suficientemente conscientes de cuántos casos hay cada día y lo cerca nuestro que están. No son casos aislados que solo sucedan en familias desestructuradas, cualquier niño podría ser víctima, y la persona menos esperada podría ser abusadora. Dejemos de mirar hacia otro lado y dejemos de silenciar el abuso sexual infantil, ya que lo único que hará será que las víctimas se avergüencen y no se atrevan a hablar. Si no se toman medidas, los abusadores seguirán campando a sus anchas.

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