Mi nombre es Kevin Mosqueda. Mi esposa Felicita Balcazar, de 29 años y embarazada de 5 meses, se encuentra luchando por su vida luego de una hemorragia cerebral que la ha dejado postrada en cama y esperando que el Estado pueda brindarle la operación que necesita con urgencia.

Todo este martirio empezó el pasado 22 de junio. Ella había ingreso a bañarse cuando empezó a sentir un dolor de cabeza muy fuerte. Yo entré a auxiliarla y la encontré apoyada en un muro, diciéndome que no sentía ni los brazos ni las piernas. La tuve que arrastrar a la cama y ella empezó a gritar por el dolor. Toda la familia se acercó a verla y Felicita empezó a vomitar. Es allí cuando decidimos llevarla de emergencia a un hospital.

Cuando llegamos al hospital, nos tuvieron esperando dos horas, hasta que mi esposa empezó a vomitar de nuevo. Trajeron una camilla y se dieron cuenta que tenía la presión muy baja. Yo quedé con la incertidumbre sobre lo que había pasado. Finalmente salió un doctor que me hizo conocer el diagnóstico. Felicita había sufrido de una hemorragia cerebral, pero que no podían determinar si aún seguía sangrando o no. Además, ella está gestando, así que me informaron que no podían hacerle algunos análisis necesarios por riesgo para el bebé.

Me dijeron que necesitaba una cama UCI, pero no tenían disponibles. Mi esposa pasó tres días en coma y tuvo la mitad del cuerpo con parálisis. También le tuvieron que inyectar un medicamento para que el corazón trabaje y se pueda combatir la presión baja, aunque esto significara un riesgo de paro cardiaco. Recién al cuarto día despertó del coma y pudieron trasladarla a la UCI del hospital Casimiro Ulloa.

Luego de muchos días de incertidumbre, me dieron una posibilidad de salvación para Felicita. Se trataba de una embolización endovascular, una operación que permitiría sellar la vena del cerebro que estaba dañada y evitar que se vuelva a producir una hemorragia. Es una intervención delicada y muy riesgosa y que, por tal motivo, ellos no la pueden hacer. Además, me explicaron que iba a hacer dañina para el bebé, ya que mi esposa tendría que estar bajo rayos X al menos por 3 horas. La solución era esperar a que Felicita tuviera 7 meses de gestación para poder llevar a cabo una cesárea.

Ya para el 12 de julio ella logra salir de UCI, pero sin poder haberle curado la vena que produjo la hemorragia. El doctor que la atendía explicó que solo la estaban manteniendo estable, pero que ella necesitaba con urgencia la embolización si quería descartar cualquier riesgo de volver a tener una hemorragia. Por el riesgo que implicaba para ella decidí llevarla a casa y tratar de mantenerla estable allí. Felicita debe estar tranquila, sin movimientos bruscos ni emociones fuertes que puedan ocasionarle una crisis que la pueda llevar a la muerte.

Yo he tratado de hacer referencias a otros hospitales para que la puedan operar, pero no tengo respuesta de ninguno. He preguntado en clínicas, pero me es imposible cubrir todos los costos de la intervención, además de necesitar una incubadora para mi hijo. Yo ahora tengo que cuidar a mi esposa y mis dos menores hijos. No cuento con un seguro que pueda cubrir este tratamiento.

Es por eso que hoy quiero que se pongan una mano al pecho, que nuestras autoridades, que nuestro Estado que dice cuidarnos, nos den una luz de esperanza. Mi esposa Felicita necesita urgentemente de esa operación en un hospital grande con neurocirugía y obstetricia. Yo estoy haciendo todo el esfuerzo que puedo para darle calidad de vida a mi esposa y no quiero que todo esto sea en vano.

Necesito tu ayuda para mantener esta esperanza. Si esta campaña llega a recolectar 300 firmas, las autoridades tendrán que poner atención sobre este caso y poder llevar a cabo esa intervención. Solo tienes que dar click en “APOYAR” y difundir el caso con todos tus contactos de redes sociales. Felicita, yo y mis hijos te estaremos eternamente agradecidos.