Hola, mi nombre es Janeth Villa nací en el departamento de Caldas, pero desde mis dos años resido en Medellín, Antioquia. Mi vocación siempre ha sido trabajar por y para los demás, con la comunidad y escuchando a quienes más lo necesitan. He aprendido mucho en los últimos años trabajando de la mano con la ciudadanía, tanto profesional como personalmente.

El 18 de febrero de 2020 mi vida dio un giro de 180°, no solo por la llegada del COVID-19, sino que nunca creí que una llamada cambiaría mi vida, años atrás, en el 2008 en uno de mis autoexámenes me detecte una bolita extraña en uno de mis senos, luego de varias idas al médico y unos años más adelante, la bolita resultó ser benigna, sin embargo, esto cambiaría en el 2019, cuando esa pequeña bola “inofensiva” resultaría ser un cáncer de seno.

El cáncer para la mayoría resulta ser un sinónimo de muerte y angustia, pero en ese momento en el que todo se venía abajo y presentía lo peor; mi esposo, amigos y familia estuvieron para mí, decidí que una enfermedad no me iba a derrotar, que pasaría por todo camino rocoso, me cambio la vida, si, pero más que ello me enseño a vivirla y a entender muchas cosas de ella.

Hoy doy gracias a Dios por el personal médico, que, doy palabra no muchas y muchos no pueden tener. Por supuesto que el camino no ha sido fácil, con él vinieron las quimioterapias, la pérdida de mi cabello, mis uñas, pero, en definitiva, lo más difícil fue el cambio de comida, es cuando te das cuenta de que esa empanada o ese jugo especial valen más que todo el oro del mundo. 

En el proceso, tenía el temor de que mi oncólogo dijera que perdería uno de mis senos. Las malas noticias son las primeras en llegar, la mastectomía era algo que no podía evitar, pese a que ese día cayeron todas mis esperanzas, mi cirujana y personal médico me alentaron a continuar y seguir, pero, sobre todo a agradecer.

Mi proceso hasta el día de hoy, y a quien le debo la vida es a Dios, la Virgen y a San Rafael… mi ángel de la guardia. Quien al día de hoy le rezo con fe y vocación, me siento sana y fuerte y pese a que hoy continuó asistiendo a la clínica, agradezco cada minuto, cada respiro, suspiro, y si, al mismo cáncer por enseñarme a valorar.

Los autoexámenes son tan vitales como las charlas sobre sexualidad, en los centros educativos y laborales. Tenemos que dejar de ser indiferentes ante el tema, no puede ser motivo de celebrarlo por un mes del año y olvidarlo el resto. Cada 15 minutos es detectada en el mundo una mujer u hombre con cáncer de seno, no esperemos a que toque en nuestras puertas para darnos cuenta de ello.

Apoya y difunde esta petición, para lograr obtener una respuesta por parte de los políticos en la página de Osoigo. Si esta petición logra las 350 firmas será presentada a los Congresistas.