Mi nombre es Giulliana Loayza, soy profesora de Educación primaria y vengo trabajando desde los 18 años como tutora preuniversitaria para que estos estudiantes puedan conseguir las metas que se plantean.

Dentro de mi experiencia he conocido las dificultades y falta de oportunidades que se presentan desde las infancias. Para estudiantes, futuros y presentes, es muy importante la motivación como mecanismos para evitar frustraciones y abandonos prematuros.

Durante los dos años que llevo trabajando como docente, también he descubierto la importancia de la tecnología y las plataformas para que justamente ese aprendizaje que muchos van perdiendo por falta de accesibilidad. Es así que inicie “Teach for Love”, un espacio en el que busco llegar a niños y niñas que no tienen acceso a plataformas tradicionales, como Zoom o Meet, y que tengan alternativas, en casa, para poder realizar las actividades del proceso de aprendizaje. Tratamos de llegar a todos los niños y niñas de forma gratuita. Gracias a este proyecto hemos tenido asociaciones con municipalidades y otros auspiciadores que nos han ayudado a llegar a más estudiantes y a reducir la brecha que existe.

Es justamente esta brecha, este contraste, el que ha aumentado entre los alumnos con los que trabajo, por ejemplo, en una institución privada, y con los que trato a través de mis actividades como profesora voluntaria. En mi trabajo, los niños tienen las posibilidades para seguir estudiando. Sin embargo, en otros lugares del país, no tienen ese beneficio, pero sí tienen las ganas para seguir estudiando. Hay muchas diferencias en lo cognitivo, sí, pero también en la motivación por la falta de oportunidades. Estos niños se conectan de manera asincrónica, aprenden de forma muy diferente y la brecha se acrecienta de manera abismal.

Ya ha pasado más de un año desde que las escuelas cerraron, más de un año que estos estudiantes no han podido acceder a una educación de calidad, menos a una conexión estable para poder llevar sus clases a distancia. Muchas promesas se hicieron, pero seguimos viendo estudiantes que deciden abandonar la escuela, lo que me hace preguntarme: ¿dónde está todo el dinero que se debería ver en la educación? Es una situación que se hace más presente alrededor de las urbes, pero que aumenta su gravedad mientras más nos alejamos, en las zonas rurales más abandonadas de nuestro país.

Es por eso que hoy quiero iniciar esta campaña. Este déficit se trataba con suma urgencia al inicio de la pandemia y durante todo el año pasado, pero parece que dejó de ser un problema importante, no solo para el Estado, sino para la sociedad en su conjunto. Quiero traer los reflectores sobre esta emergencia educativa que se viene dejando de lado en el Perú. Es hora de ponernos a trabajar para revertir esta situación.

Necesito de tu ayuda para poder ayudarme a visibilizar y poner este tema en la agenda pública. Con solo dar click en “APOYAR” ya estás haciendo mucho para ayudar a muchos niños y niñas que siguen sin oportunidades. Si logramos reunir 300 firmas, las autoridades tendrán que responderme a través de Osoigo Perú, en lo que será un primer paso para corregir esta realidad. ¡Vamos a lograrlo!