Mi nombre es Eva García Sánchez, soy ex bailarina, psicóloga, sexóloga y mamá, entre otras cosas. Llevo tiempo escribiendo sobre diferentes temáticas con base en mis experiencias y la realidad social que observo. No solo hablo de maternidad, feminismo, derechos LGBTI o relaciones. Más bien hablo un poco de todo. Así nació Evargot, un blog de divulgación, activismo, humor y asesoramiento psicológico. 

Entre todos los temas que trato, uno de los más importantes es la crianza. Me parece que no se habla de él ni se lucha lo suficiente. Parece como si no se reconociera la importancia que conlleva. Sin embargo, a mí, como psicóloga, me parece fundamental que los padres, madres y cualquier persona que asuma el compromiso de criar a un menor sepa cómo hacerlo bien. Bien para el o la menor y bien para el conjunto de la sociedad.

Cuando tenemos hijxs no se nos da ningún libro de instrucciones. Hay un vacío de formación en crianza que se ha ido pasando de generación a generación, aludiendo a que “las abuelas saben”, “los mayores lo hacían así y aquí estamos”. Una mala crianza puede resultar en un adulto disfuncional, una persona que no se adapte bien a la sociedad, alguien infeliz. Pero, además, puede ser una persona que cause dolor, daño o coste de algún tipo a su entorno y al resto de personas.

Una escuela de crianza podría marcar la diferencia. Con una apropiada preparación se podrían sentar unas bases mínimas por donde las y los nuevos papás o tutores puedan empezar. Acercarles el desarrollo de las neuronas y cómo está influido, por ejemplo, por un ambiente alcoholizado, o por un embarazo con ansiedad, o simplemente explicar el efecto de los gritos en los y las menores. Hay muchas familias que no conocen esta información y debemos ser conscientes de la importancia que conlleva criar a una persona hasta que es capaz de valerse por sí misma. Son prácticamente veinte años de responsabilidad que, a todas luces, se hará peor si no se tiene información certera, si sólo nos guía “lo que se hacía antes”. Antes no había cura para el SIDA; antes la gripe mataba, antes no había vacunas. Antes no se sabía cómo afectaban los azotes recibidos en la niñez al desarrollo de la personalidad de una persona. Hoy sí lo sabemos. ¿Por qué no compartir esa información? 

Actualmente estoy desarrollando un proyecto con una serie de vídeos online para que toda aquella persona que se quiera dedicar a la crianza sepa en qué consiste esta desde el punto de vista psicológico y biológico, desde el embarazo hasta la adolescencia. ¿Por qué? Creo firmemente que los beneficios de una buena crianza son adultos funcionales que se desenvuelven bien en sociedad, mientras las consecuencias de una mala crianza son adultos disfuncionales que traen problemas a la sociedad, a sí mismos y a su entorno. 

También se pueden plantear otras herramientas educativas: conferencias, reuniones, visitas a colegios, conversaciones con AMPAS en centros educativos o charlas en hospitales para grupos de embarazadas, por ejemplo. Sea la forma que sea, lo importante es que contemos con proyectos de escuelas de crianza. Así, pido a las autoridades que apoyen estos proyectos, fomenten los ya existentes y promuevan la formación de los padres pensando en el futuro de las nuevas generaciones.