¿Cuándo se invertirán recursos para apoyar proyectos a favor de la salud mental?

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Hola, soy Erik Salazar, vivo en Tijuana y cuando nací me diagnosticaron con escoliosis congénita crónica, la cual es una curvatura lateral de la columna vertebral. Mi mamá recuerda que desde pequeño los médicos le daban un escenario poco alentador para mí, ya que los tratamientos médicos eran muy caros y nuestra familia no contaba con los recursos suficientes para solventar una operación de 95 mil pesos y medicamentos.

La escoliosis hizo que mi columna estuviera de lado, haciendo que mi respiración se dificultara, así como afectando el corazón, los riñones y el hígado. Ante esta situación, mi mamá jamás se dio por vencida, en la búsqueda de hospitales y doctores, gracias a su persistencia ingresé al Children's Hospital, en Los Ángeles, en donde recibí atención medica de alta calidad y fui operado en 1997 sin costo alguno, en ese tiempo el hospital fue prácticamente mi hogar porque estuve viviendo ahí por 3 años hasta que me recuperé. 

A lo largo de mi vida tuve cuidados especiales para no tener alguna recaída, como protegerme en la época de frio, sin embargo hace dos años comencé a tener ciertas dificultades para hacer algunas actividades como jugar básquetbol y respirar porque la escoliosis comenzó a afectar mi pulmón izquierdo, lo cual también afecto mi esófago a tal grado en ocasiones no podía comer, así como mi riñón derecho. Durante esa etapa tuve que utilizar bastón para caminar porque me fatigaba mucho.  A pesar de mi discapacidad, durante mi vida me desarrollé profesionalmente por 13 años en el área maquiladora, y hace poco tiempo debido a mi padecimiento, perdí mi trabajo ya que en el hospital me comentaron que podrían jubilarme, sin embargo esto no sucedió y en consecuencia fui liquidado de la compañía con la que colaboraba en Tijuana. 

Ante esta situación, mi esposa Gaby y yo, durante esta cuarentena, nos hemos dado cuenta que las personas con discapacidad necesitan más apoyo y visibilidad. Ella es psicóloga educativa, brinda terapias y además es maestra universitaria. Por mi parte, actualmente termine la licenciatura en administración y logística, pero también he comenzado a compartir mi testimonio a través de mi cuenta de TikTok y el canal de YouTube ‘El amor en la discapacidad’, para difundir un mensaje de esperanza a las personas con discapacidad, y también demostrar que a pesar de las dificultades y los retos, podemos lograr todas nuestras metas, desde estudiar una licenciatura hasta formar una familia y encontrar a tu pareja ideal.

Mi esposa y yo creemos fielmente que debemos apoyar a las personas que más lo necesitan, en estos tiempos de pandemia el estrés y la ansiedad han afectado a muchas personas, así que queremos impulsar un proyecto en el cual las terapias psicológicas tengan precios accesibles para aquellos que lo requieran. De igual manera, mi esposa ha hecho una investigación en la cual propone que los perros sean un coterapeuta que ayude a la detección oportuna del estrés y la ansiedad de las personas, pero que también los ayude a reducir estos padecimientos. Es un sueño que ha perseguido por años y poco a poco comienza a hacerse realidad, queremos impulsar esta iniciativa de manera conjunta para que las personas que se encuentren en su hogar y tengan un perrito como mascota puedan aprovechar este tipo de terapias, a través del entrenamiento de su canino, el cual ayudaría a mejorar el ánimo no solo de personas con discapacidad, sino de personas regulares y de cualquier nivel socioeconómico. 

Comparto mi historia para visibilizar que la discapacidad no es una limitante para lograr tus metas, es fundamental que las autoridades garanticen el cumplimiento de nuestros derechos tanto a nivel salud, como educativo, laboral e incluso sexual. De igual manera, hago un llamado para que las autoridades asignen recursos económicos para impulsar proyectos de emprendedores como mi esposa y yo, que a raíz de una investigación y con bases científicas se ha ido comprobando que los caninos se pueden convertir en coterapeutas, de tal manera que las personas que viven con estrés y ansiedad puedan tener una mejor calidad de vida sin tener que invertir muchos recursos en terapias o medicamentos. Finalmente, los recursos se utilizarían para el cuidado de los perritos, ya que se trabaja bajo un código de ética el cual garantiza el bienestar del canino con el que se colabora. 

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