Pregunta para Parlamento de Catalunya

¿Por qué no se ofrecen más recursos para la prevención y erradicación de la violencia obstétrica? ¡Es necesario que las mujeres sean informadas de sus derechos antes de parir!

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Elisa Creix Pregunta de Elisa Creix

Mi nombre es Eli, soy de Barcelona y sufrí violencia obstétrica durante mi último embarazo.

La violencia obstétrica es definida por el Observatorio de Violencia Obstétrica de España como “el desconocimiento de las necesidades emocionales de la madre y del bebé en cualquier momento del embarazo, del parto y del puerperio inmediato, así como de la autoridad y autonomía que la mujer tiene sobre su sexualidad, su cuerpo y sus bebés y las posturas, ritmos y tiempos que requiere el parto para desarrollarse con normalidad”. Es decir, se refiere a cualquier forma (física, verbal o psicológica) de violencia, abuso o maltrato que una mujer pueda experimentar durante el embarazo, el parto o el posparto, por parte de profesionales de la salud o del sistema de atención médica.

En mi caso, esto me ocurrió en 2021 durante mi tercer y último parto. Una experiencia que a día de hoy sigue siendo traumática y de la que me ha costado más de 2 años y medio poder hablar. Lo que iba a ser una vivencia feliz de un parto natural acabó convirtiéndose en uno de los peores momentos de mi vida por culpa de los malos tratos y la violencia ejercida por la persona que me atendió ese día. 

Durante mi parto (es importante destacar que venía de un embarazo de riesgo) esta persona me practicó diferentes técnicas de exploración y tacto extremadamente dolorosas, tanto que finalmente opté por la epidural que en un principio quería evitar. A pesar de mi terrible dolor, y de mi insistencia en pedirle que, por favor, fuera un poco más cuidadosa, en ningún momento se intentó cambiar, mejorar o hacer algo para que mi dolor disminuyera y simplemente se me respondía con comentarios despectivos. 

Por otro lado, a la hora romper la bolsa amniótica, esta persona insistió varias veces en que el procedimiento no había funcionado, ignorando el hecho de que venía sin casi líquido amniótico y provocando tres pequeños cortes en la cabeza de mi hija. Y, por supuesto, no me escuchó cuando le pedí que parara. Cuando mi hija estaba ya en proceso de salir, tuve que insistirle en que me explorara, ya que me ignoraba y negaba todo aquello que le transmitía. 

Toda esta situación, la violencia verbal y el terrible dolor al que esta persona me sometía, hizo que se me quitaran las ganas de vivir, de disfrutar del parto e incluso de tener a mi hija. Solo quería que se acabara y salir de allí. 

Una vez entrado en el quirófano minutos antes de que naciera mi hija, la situación mejoró considerablemente, ya que estuve acompañada de un personal maravilloso que sí me atendió correctamente y se preocupó de mis necesidades y mis decisiones como madre. 

No obstante, a pesar de lo ocurrido y de comentarlo en alguna ocasión, nadie supo dirigirme o informarme sobre mis derechos, sobre si podía denunciar, ni tampoco se me preguntó sobre el trato recibido, ni se me acompañó psicológicamente tras el traumatismo que supuso mi parto. 

Esta persona me hizo tanto daño tanto físico como psicológico, que me hundió y consiguió que el día más bonito de mi vida se convirtiera en uno de los más horribles. Por ello, con esta campaña, no solo quiero visibilizar la realidad de la violencia obstétrica, sino también reivindicar la falta de recursos de prevención y acompañamiento hacia las mujeres víctimas de este tipo de violencia. 

Es fundamental que las mujeres sean informadas de sus derechos antes de parir, que sepan que sus vivencias son tenidas en cuenta, que se respeten siempre (en la medida de lo posible) sus planes de parto y que se creen protocolos eficaces que les informen sobre medidas legales y/o les aporten acompañamiento psicológico cuando se sepa que una mujer ha sufrido violencia obstétrica durante el parto. 

La violencia obstétrica sigue siendo una lacra en nuestro país, que atenta contra los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y, por tanto, de los derechos humanos en general. 

Tras compartir mi testimonio por redes sociales, he podido ver cómo se trata de una realidad que afecta a miles de mujeres y por ello, con todo lo aquí plasmado, quiero dirigir esta campaña a los representantes del Parlament de Catalunya, para que tomen medidas y sigan visibilizando, concienciando y desestigmatizando este tipo de violencia. 

Pido desde aquí la máxima difusión y apoyo a esta campaña. ¡Gracias a tod@s! 

 

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