Me llamo Eduardo y tengo 21 años. Hace unas semanas sufrí una agresión homófoba en Almería, todavía no me he recuperado del todo. Quedé con un chico y, a pesar de que considero que no tengo nada de lo que esconderme, acudimos a un parque poco transitado; vivo en una ciudad pequeña y hay gente que todavía no ve bien esto. Al cabo de un rato, nos dimos un beso y ahí comenzó todo. Un hombre sin techo que estaba frente a nosotros, empezó a insultarme “Maricones, que vais a conquistar el mundo, ojalá os muráis”. Al instante decidí llamar a emergencias; al colgar vino hacia mí y me asestó un manotazo y me dio algún que otro arañazo: después de este hecho se fue como si nada hubiera pasado y hubo una persecución policial a pie de calle mientras yo le contaba lo sucedido a los agentes. Tuve secuelas la semana posterior a este episodio. Cuando llegó la policía todavía seguía insultándome y amenazándome, esto demuestra hasta qué punto llega su odio; la policía nacional tuvo un trato excelente conmigo y fueron muy atentos.

Tuvimos un juicio rápido, pero a él simplemente le pusieron una orden de alejamiento mientras, yo estoy en tratamiento psicológico, me da miedo salir a la calle y me voy a mudar una temporada a otra ciudad debido a esta situación. Soy gitano y las cosas son todavía más complicadas para nosotros, pero nunca había sufrido una agresión de este tipo, mi cultura ha avanzado muchísimo y no podemos permitirnos retroceder.

Decidí compartir mi experiencia en las redes sociales para dar visibilidad a las agresiones homófobas, en pleno siglo XXI sigue habiendo muchas, quiero que la gente no tenga miedo a denunciar, somos muchas las personas afectadas por ello. También tengo que decir que tuve que dejar las redes sociales durante dos semanas porque hubo muchas respuestas negativas, me insultaban y hasta hacían memes, no podía mentalmente con todo eso.

Las personas LGTB necesitamos visibilidad, apoyo y que se castiguen las agresiones homófobas con medidas más contundentes, si no estas cosas seguirán pasando y no podemos permitirlo; no es normal que este hombre siga suelto después de lo que me hizo; ahora estoy mejor, pero las cosas podrían haber salido mucho peor. No podemos seguir callándonos, siempre hay luz al final del túnel, pero si no tomamos medidas, para muchas personas sufrir cualquier tipo de agresión puede suponer el fin. Como siempre digo “la vida es muy bonita y no tenemos que vivir con miedo”.