Es muy importante entender lo que supone esta reforma así que agradezco que me brindes la posibilidad de explicarlo. Tenemos que remontarnos a 2012 cuando la presidenta de CLM, María Dolores de Cospedal, reformó la Ley Electoral para amplair el número de diputados en las Cortes de Castilla-La Mancha y pasar de 49 a 53. Nosotros entonces nos opusimos a este aumento porque la situación económica no era como para aumentar gasto.

Sin embargo, dos años después y de nuevo sin consenso, la presidenta modifica otra vez la Ley Electoral para reducir el número de diputados y dejarlo en 33, es decir, 20 menos de los que había planteado ella misma en 2012. La justificación es el ahorro, aunque la presidenta ha suprimido el sueldo de los diputados por lo que este brusco cambio de opinión parece obedecer más a razones electoralistas.

Este miniparlamento que nos queda ahora sí afecta a las posibilidades de UPyD (al igual que a otras fuerzas políticas minoritarias). Puesto que el número de escaños a repartir son menores, es más alto el umbral de votos necesarios para acceder a un escaño. El reparto de escaños se hace de acuerdo con la Ley D'Hont, que consiste en dividir los votos obtenidos por cada partido político entre el número de escaños, empezando por 1, 2, 3, etc. Los escaños se van repartiendo en función de los que van obtiendo mayores resultados en esas divisiones. Si el número de escaños es menor, los cocientes son mayores, por tanto, son necesarios más votos para alcanzar un escaño. Te voy a poner una comparación por si te sirve: el actual reparto es como si tres amigos compran un décimo de lotería entre todos. Uno pone 10 euros, otro pone 7 y otro 3. Pues les toca la lotería y al que ha puesto 3 no le toca nada. En cambio, al que ha puesto 10 le toca mucho más de la mitad. ¿Es justo?

Otra cuestión es la circunscripción. Por ejemplo, UPyD podría alcanzar un 5% de votos en toda Castilla-La Mancha y no estaría representada en el Parlamento porque lo que cuenta para el reparto son los votos en cada circunscripción, es decir, en cada provincia. Con esta nueva ley y con las circunscripciones actuales necesitamos un porcentaje de voto muy alto en una provincia para lograr un escaño. Si además, el número de escaños asignado a la provincia es muy bajo, como en el caso de Cuenca que tiene sólo cinco, es todavía más difícil. Si en cambio, se planteara una circunscripción autonómica, los votos de todos los castellanomanchegos valdrían lo mismo y si una formación alcanza el 15% de votos, aunque en ninguna provincia supere el 5%, tendría representación.