¿Qué papel debería tener España en el combate contra ISIS?
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Carlos Martínez Gorriarán

¿Qué papel debería tener España en el combate contra ISIS?


 

Buenas tardes, Paco

Creo que el ISIS, o Estado Islámico de Irak y el Levante, es una amenaza muy seria contra nuestra forma de vida y contra la democracia, es decir, contra las sociedades fundamentadas en valores de pluralismo ideológico, libertad personal, igualdad y laicismo. En particular para las mujeres, que el fundamentalismo islámico del ISIS considera inferiores y sometidas a tutela masculina perpétua. Pero también para los musulmanes chiitas, los judíos, cristianos y otras confesiones religiosas -no digamos los ateos- presentes en la enorme región que reclaman como suya.

Esta inmensa región incluye todo Oriente Medio y Arabia, Norte de África, Anatolia, Irán y Asia Central, y en Europa los Balcanes, Austria y la Península Ibérica, es decir, una suma de todos los califatos y emiratos reales o imaginarios que han existido desde la Hégira. Desde luego es muy improbable que el ISIS llegue un día a controlar semejante territorio, pero sí que es probable que intente hacerlo y que, en el intento, desencadene guerras y conflictos de enormes proporciones. Como ya ha logrado hacer en Siria e Irak aprovechando el vacío de poder dejado por la guerra civil siria y el fracaso del Estado iraquí.

El ISIS parece una evolución de AL Qaeda, organización con la que, según nos cuentan los expertos, ha tenido fuertes relaciones (durante un tiempo se le conoció como AL Qaeda en Irak). La principal y trascendental diferencia parece estribar en que, a diferencia de la estrategia terrorista-insurreccional de Al Qaeda, mezcla de atentados espectaculares y guerra de guerrillas, ISIS ha optado por concentrarse en determinados territorios favorables por diversas circunstancias e intentar implantar allí, ahora mismo, un califato fundamentalista con clara vocación de expansión mundial.

Los escombros de los Estados árabes surgidos de la desmembración del Imperio Otomano y del reparto de Oriente Medio entre Gran Bretaña y Francia (Líbano, Israel, Siria, Irak y Jordania) servirían como foco de proyección. Sus grandes recursos petroleros y su estratégica situación son una ventaja indudable.

Una característica destacada de ISIS, en contraste con las fallidas primaveras árabes democráticas de hace unos años, es que ignora las fronteras nacionales: su comunidad política es la Umma o comunidad internacional de los creyentes (de rito suní), no Egipto, Túnez, Siria, Arabia u otro Estado. Eso hace que no se pueda tratar al ISIS al modo típico en que se han enfrentado los movimientos islamistas de tipo nacional, como los Hermanos Musulmanes de Egipto, los talibanes afganos o grupos palestinos como Hamas. No hay Estado ni proyecto nacional con el que tratar o negociar porque ese no es su proyecto. Ni siquiera es posible la morosa y violenta negociación entre Israel y Palestina. Realmente, una novedad sin precedentes desde la Edad Media. Y muy destructva de todas las reglas y usos del derecho internacional.

Eso no significa que el ISIS sea un movimiento medieval, ilusión en la que incurrimos a menudo en Occidente, despistados por su puesta en escena y personajes como el “califa” Bakr al-Baghdadi y sus apariciones en turbante y túnica negra en la mezquita del viernes. Han demostrado una alta capacidad para poner a su servicio no solo la tecnología militar, sino instrumentos sofisticados de comunicación como las redes sociales en internet, habilidades que no están al alcance de un pastor de dromedarios que sólo lea el Corán. El ISIS ha sabido atraer a islamistas de todas partes del mundo, incluyendo musulmanes europeos que parecen despreciar las ventajas del modo de vida de sus países de origen. Algo que no se había visto desde los movimientos revolucionarios del siglo XX y las Brigadas Internacionales en nuestra guerra civi, o desde las Guerras de Religión (que quizás sean un modelo más adecuado).

La franqueza con que exponen sus métodos terroristas, con vídeos donde exhiben las decapitaciones de rehenes occidentales o las matanza de prisioneros de guerra iraquíes, demuestra un perfecto conocimiento de las debilidades de las sociedades occidentales (por eso mismo, disculpen que no ponga enlaces).

Saben muy bien que ofrecen espectáculo  a medios de comunicación sensacionalistas ávidos de ofrecerlo a su audiencia, y lo producen sabiendo que así divulgan un mensaje terrorista a sociedades donde el aislacionismo, el egoísmo nacional, la aversión al peligro y el miedo a la globalización, adobado con pacifismo y multiculturalismo superficiales, se traducirá en renuncia a "entrometerse" en la expansión del ISIS por miedo a las consecuencias: ataques terroristas o involucración en guerras sangrientas y lejanas.

De hecho, es llamativa la poca importancia que damos a la amenaza del ISIS y demás formas de totalitarismo islamista. Se ha reducido a comentar y condenar su salvajismo moral y sus costumbres anticuadas. La mayoría no quiere implicarse más, y los políticos convencionales ignoran el tema por miedo a perder votos. Sin embargo, la ejecución de un turista francés en Argelia por una rama local del ISIS ha sucedido a poco más de 300 kms. de Alicante. La amenaza es muy real, y la reivindicación yihadista de Al Andalus como territorio irredento debería tomarse mucho más en serio.

Así pues, me parece evidente que hay que derrotar al ISIS y, en general, al totalitarismo islamista, es decir, a la pretensión de imponer un Califato universal basado en el yihadismo actual a partir de los Estados árabes, la mayoría sumidos en graves crisis sistémicas. Y eso incluye respuestas militares, en las que debería participar España tras el obligado debate parlamentario (no se debe repetir el desastroso error de Aznar con la segunda guerra de Irak), pero también respuestas políticas, educativas y culturales: el islamismo debe combatirse en todos estos planos y frentes.

Ignorar su amenaza nos puede salir muy caro. Creer que es solo cosa de cuatro bombardeos, también, aunque estos sean necesarios para frenar al ISIS y defender a las poblaciones sirias e iraquíes sometidas a sus ataques. Más allá de lo militar, es el momento de pasar de una defensa pasiva y sin principios de la democracia como mero "Estado del bienestar", a defender y promover activamente la democracia como el único sistema universal que puede permitir la convivencia y el progreso de sociedades plurales y complejas donde están presentes ideas y creencias muy diferentes. Incluyendo el Islam que rechace la tentación totalitaria y acepte convivir como un igual.

 

 


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Carlos Martínez Gorriarán
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Me gustaría también que explicaras cual te parece que es la mejor estrategia,a nivel internacional ,para combatir a ISIS.

GRACIAS.

Sortzailea
Paco Gallego Puche Paco Gallego Puche
87 de 80 Apoyos
2014.09.11

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