Pregunta para Parlamento de Andalucía

Una reconstrucción mamaria y sanar la mente también forman parte del proceso de cura del cáncer. ¿Por qué se desampara a los pacientes en estos procesos?

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Hola, 

Soy Beatriz, tengo 35 años y os escribo desde Torrox, un pueblo de Málaga. Soy madre de una niña de 15 años y un niño de 10. Estoy casada y, en 2015, empecé mi andadura con el cáncer. Y sí, por eso estoy hoy aquí, narrando mi historia, transmitiendo mi vivencia. Porque con la enfermedad, desgraciadamente aprendes mucho de golpe. Y creo que desde mis palabras puedo ayudar a otras muchas personas a los que les visite la enfermedad, así como el miedo y la desazón que esta trae consigo cuando entra en tu vida. 

Como decía, en 2015 me detectaron un linfoma de Hodgkin, y entonces me sometí a dos ciclos de quimioterapia y 36 sesiones de radioterapia. El tratamiento se alargó porque la radioterapia se volvió necesaria ante la posibilidad de que los ganglios linfáticos hicieran extenderse la enfermedad. Después, vinieron las revisiones hasta que, en 2020, me percaté de un pequeño bultito en el pecho, y entonces lo supe. Había lidiado con ovarios poliquísticos, endometriosis y una serie de complicaciones que quizá me hicieron desarrollar ese sexto sentido para saber a lo que me estaba enfrentando. Y así fue, me detectaron cáncer de mama. 

En julio del año pasado me hicieron una mastectomía del pecho izquierdo y todos los ganglios linfáticos del brazo. La buena noticia es que ambos diagnósticos oncológicos no estaban relacionados, ni tenía metástasis. Tan solo tendría que poner fin a este segundo cáncer. Para ello, 4 quimios “rojas”, 4 “blancas”, 25 sesiones de radioterapia y el tratamiento hormonal posterior. 

A día de hoy, tras meses de tratamiento y duros efectos adversos, puedo decir que estoy en la recta final. Este mes tendré revisión con mi oncóloga y, si todo va bien, me mandarán al cirujano para la reconstrucción mamaria de ambos pechos. 

¿Qué os puedo enseñar desde mi experiencia? Que la actitud, el optimismo y la forma de afrontar la enfermedad son una parte más del tratamiento, y una de las cuestiones clave para vencer el cáncer. Yo, al menos, desde el primer día lo tuve claro: “Tengo dos hijos, tengo que luchar por ellos, haya días malos o no”, me dije. Y así fue. La actitud, la positividad, las ganas de luchar y la energía no me han abandonado en ningún momento, porque así me lo propuse. 

No ha sido fácil, claro que no, tener que lidiar con dos diagnósticos en un periodo tan corto de tiempo y ver cómo tus hijos, en edades en las que cualquier cosa es ya difícil de afrontar, tienen que vivirlo en casa. Pero qué orgullosa estoy de ellos y ellos de mí, como acostumbran a decirme. 

Creo que soy ejemplo, como otros muchos pacientes, de que poner de nuestra parte ayuda, y mucho, pero… ¿Por qué debemos hacerlo solos? Me explico. Como paciente me he sentido desamparada y desatendida en algunos aspectos, sobre todo una vez finalizados los tratamientos. A menudo parece que todo se focaliza en una quimio y una radio, cuando todo va más allá. La reconstrucción mamaria, estar bien física y mentalmente, sentirte bien…es también parte de nuestro proceso, y a menudo los médicos o las instituciones lo tildan de “secundario”. Al igual que sanar la mente o tener apoyo psicológico, cuando se nos ponen muchas trabas para acceder al mismo. 

Por no hablar del limbo laboral al que nos enfrentamos una vez cumplido el año de baja. Nos ponen en manos de un tribunal médico, pero… ¿Piensan realmente en nosotros, los pacientes? Nos inunda la incertidumbre, el desconocimiento y la falta de asesoramiento. Y por eso desde aquí quiero transmitirle mis preocupaciones a nuestros representantes políticos en el Parlamento andaluz: ¿Qué pueden hacer al respecto? 

Muchas gracias. 

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