Pregunta para Asamblea de Madrid

Necesitamos una mayor representación del colectivo LGTBIQ+ en los centros educativos para que ningún niñe se sienta solo.

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Andrés Sierra Pregunta de Andrés Sierra

Mi primer nombre es Luis y mi segundo nombre es Andrés. En las listas del colegio siempre aparecía escrito así “Luis.A”, una excusa más para reírse a diario del maricón de la clase. En vez de Luis Andrés me llamaban Luisa para ridiculizarme y dejar ver que era diferente al resto de chicos  del colegio. Por eso pienso que necesitamos una mayor representación del colectivo en los centros educativos para que ningún niñe se sienta solo.  

Mi familia no era consciente de estos problemas porque decidí ocultarlo. La comunicación con el centro era nula. Aunque lo sabían, ningún profesor o profesora llamó a casa para decir que a su hijo le acosaban en el colegio así que nunca se enteraron. En mi barrio y con los míos me comportaba de una forma muy diferente, de hecho, era el que llevaba la voz cantante en muchas situaciones. Era feliz, me sentía cómodo.  Sin embargo, ir al colegio me parecía un suplicio. 

Creo que todavía hay muchas carencias en las aulas en cuanto a educación afectivo-sexual. Los docentes no están preparados para abordar las preguntas que sus alumnos puedan hacerle respecto a la diversidad de opciones sexo genéricas que existen, y mucho menos para saber cómo tratar a una persona cuya orientación sexual o identidad de género transgrede la norma.  


En mi opinión el profesorado necesita más formación sobre el colectivo LGTBIQ+, y los centros educativos una persona responsable de comprobar que se está realizando una enseñanza en diversidad y no discriminatoria para ningún grupo vulnerable.  

El colectivo forma parte tanto de la literatura como de la historia, la química o las matemáticas. Sería erróneo pensar que a lo largo de la historia solo las personas heterosexuales han destacado por sus logros. Por ello creo que habría que revisar los libros de texto para que en todas las asignaturas se hablase sobre diversidad afectivo-sexual de forma natural. Los niñes necesitan tener referentes en la escuela para no sentirse solos.  

Durante mi etapa educativa llegué a odiar mi nombre, quise quitarme Andrés del DNI, borrar cualquier motivo que me convirtiera en maricón, y ni quiera sabía lo que significaba. Hace diez años no sólo me reapropié de la palabra maricón, sino que decidí utilizar solo mi segundo nombre y obligué a mi entorno a llamarme así. Mi vida plena empezó más tarde que la del resto de amigos del colegio, yo no tuve ese privilegio, pero ahora nadie me va a devolver el miedo a ser como soy. Fue una manera de rebautizarme, de reescribir mi pasado.  

Por todo lo que yo pasé y por lo que muchos siguen teniendo que pasar, hoy quiero dirigirme a la Asamblea de Madrid para que se tomen medidas educativas con el objetivo de acabar con la discriminación que sentimos las personas LGTBIQ+ desde la infancia.  
 

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