Me llamo Ana y hace aproximadamente medio año que me detectaron y me operaron de cáncer de mama. Cuando me dieron la noticia me costó un momento asimilarla, pero me lo he tomado muy bien. Me operaron a los diez días de darme el diagnóstico y a consecuencia de la intervención me quitaron tres ganglios y tendré que seguir un tratamiento con pastillas durante diez años. Esta enfermedad me dejará consecuencias para toda la vida y lo asumo, y también asumo que no dejaré la actividad ni la vitalidad que me caracterizan.

En julio del año pasado me hice una revisión rutinaria y en la ecografía detectaron un nódulo con límites no identificados. Entonces hablé con el cirujano, que me hizo una biopsia. Detectaron un tumor de 8 milímetros. Después de unos meses, concretamente en octubre, me hicieron una resonancia magnética, repitieron la biopsia y me dieron los resultados. Me quede en mano de los médicos que me hicieron sentir muy segura confirmando que tenía el 95% de probabilidades de curarme. Esta misma semana me operaron.

Durante el tiempo que pasó entre que me dijeron que tenía la enfermedad hasta que me operaron sentí que la palabra cáncer no la tenemos asumida y que la asemejamos directamente con la muerte. Yo quiero incidir en el hecho que estar fuerte físicamente y mentalmente es de gran ayuda, mientras que ser negativo te puede matar. También percibí que aunque estés rodeado de gente que te quiere, cáncer es sinónimo de soledad. Hay muchos momentos, como cuando te vas a dormir con tus pensamientos o  cuando te duchas, en los que estás sola y la palabra que ronda tu cabeza es cáncer.

A mí, en este sentido, me ha ayudado muchísimo el deporte y la intención de tener, siempre, la cabeza ocupada. Pasé todo este tiempo caminando, haciendo ejercicios de sentadillas y andando en bici, porque me dijeron que no podía correr ni hacer pesas. El día siguiente de operarme ya estaba en casa y el lunes volví al trabajo. Hice sesiones de radioterapia y ahora sigo el tratamiento que ya he comentado. No he querido cambiar nunca nada de mi vida y no lo hice. Tengo ganas de hacer muchas cosas. Mi hija, que tiene 19 años, un día me comentó que considera que la vida da segundas oportunidades y es verdad, el cáncer hace que aprendas a querer un poco más. Me siento muy afortunada.

Sobre el cáncer de mama se ha investigado mucho. Pero lo que hay que tener en cuenta es que según los estudios, una de cada ocho mujeres lo padecerán y hay un problema con la detección temprana. Las mujeres tendrían que poder hacerse una visita anual con el ginecólogo, no cada dos años, y a los 45 años quizás ya es tarde para que te citen a una revisión porque el cáncer está en el orden del día. El 98% de los cánceres de mama se curan si se detectan a tiempo. Hace falta palpación, ecografías y mamografías todos los años. A esto se le ha sumado el efecto de la Covid-19 que ha comportado que se anulen las citas de revisiones ginecológicas. Es por eso que traslado dos peticiones a las Cortes Valencianas, que son quienes me representan. Con la primera tengo el objetivo de saber si se trabaja para destinar tiempo y recursos humanos a la detección temprana del cáncer de mama, y con la segunda, considerando que una vez teniendo cáncer, el deporte activa el sistema inmunitario y que en el proceso de curación el beneficio del ejercicio y el de la quimioterapia está al 50%, quiero pedir que se promueva la actividad física durante el tratamiento de la enfermedad.