Una buena educación sexual aporta beneficios para toda la vida. FIRMA para que se integre en el currículo educativo.

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Me llamo Alicia, tengo 32 años, vivo en Mallorca y soy terapeuta sexual, sex coach.


Desde bien pequeña siempre me intereso el tema de la sexualidad, y en mi entorno nunca ha sido un tema tabú. Soy mamá de dos niños y una niña, tenemos muy buena relación donde la confianza y la comunicación es fundamental. Gracias a esto, mi hijo mayor me contó que estaban intentando abusar de él. Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que formarme para poder educar en sexualidad, y que desde edades muy tempranas se normalice y se enseñe a los niños y a las niñas cómo es su cuerpo, cuáles son las partes de nuestro cuerpo que solo pueden ser tocadas con nuestro consentimiento, para que sepan detectar cualquier tipo de comportamiento de abuso. 


La educación integral en sexualidad es un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en planes de estudios que versa sobre los aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad. Su propósito es dotar a los niños y a las niñas de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para disfrutar de salud, bienestar y dignidad; entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto; analizar cómo sus decisiones afectan su propio bienestar y el de otras personas; y comprender cómo proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos. La educación en sexualidad tiene efectos positivos, entre ellos un aumento del conocimiento de los jóvenes y una mejora de su actitud en lo que respecta a la salud y los comportamientos sexuales y reproductivos. Previene de embazaros no deseados, de enfermedades de transmisión sexual. La educación en sexualidad, tanto en la escuela como fuera de ella, no aumenta la actividad sexual, el comportamiento sexual de riesgo o los índices de ITS y VIH.


No obstante, la realidad es diferente. No sé está educando en sexualidad por lo que muchos jóvenes reciben información confusa y contradictoria sobre las relaciones y el sexo a medida que hacen la transición de la niñez a la edad adulta. Ello ha conducido a un aumento de la demanda por parte de los jóvenes en la industria del porno, ya que consideran que es una de las vías de educación. Sin embargo, lo que se muestra en el porno no corresponde con la realidad, se fomenta la sumisión de la mujeres, donde el poder y el control recae en ellos. Esto hace que muchos jóvenes crean que las relaciones son esto, y lo estamos comprobando con los casos de aumento de agresiones y violaciones en grupo. 


Una buena educación sexual aporta beneficios para toda la vida. Ayudaría a subir el autoestima de las mujeres, ya que descubrirse y saber qué se quiere y que no, empodera a las mujeres, alejándolas de los roles y estereotipos de género donde se representa a las mujeres desde una cosificación y sexualización. Pero el sexo sigue siendo un tema tabú, dentro de la sociedad; tanto en las familias como en los colegios. Los padres y las madres tienen que romper con ese tabú y normalizar la sexualidad, que se genere un vínculo de confianza y comunicación. Es por ello, que me gustaría dirigirme a las instituciones para pedir que se integre en el currículo educativo la educación sexual, así como tienen clases de matemáticas, lengua y educación física es necesario que tengan con total normalidad una clase donde poder abordar todos estos temas. Y que además en los libros de naturales, se ilustre de manera real la anatomía sexual y reproductiva del hombre y la mujer. Tenemos que normalizar, poder hablar con naturalidad para que los niños y las niñas puedan expresar libremente sus dudas, su diversidad e identidad sexual sin que se sientan mal por ello al pensar que se están saliendo de la norma. De esta manera, construiríamos una sociedad igualitaria y libre, donde el respeto y la confianza serían la base.

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