Pregunta para Parlamento de Galicia
Quienes convivimos con Esclerosis Múltiple, nos enfrentamos a una enfermedad invisible socialmente. ¿Cuándo se nos ofrecerá ayuda psicológica gratuita para afrontar este diagnóstico que consigue dañar nuestra salud mental?



Hola, soy Alicia y convivo con Esclerosis Múltiple. Hace varios años, empecé a notar síntomas que no lograba entender: fatiga extrema, debilidad en las piernas, problemas de visión, pérdida de equilibrio y cambios en mi estado de ánimo. Sin embargo, en muchas ocasiones acudí a urgencias y los médicos no lograban identificar claramente lo que me sucedía. Recibí diagnósticos que, en lugar de ayudarme, me hacían sentir culpable o confundida, como si fuera yo la que tenía la culpa de lo que pasaba. La llegada del diagnóstico de Esclerosis Múltiple fue un golpe muy duro, porque por fin supe qué me estaba pasando, pero también fue un momento de mucha incertidumbre y miedo.
Desde entonces, mi vida cambió radicalmente. Aunque me decían que podía hacer una vida normal, la realidad es que muchas veces me resulta muy difícil concentrarme, mantener un trabajo estable o simplemente realizar tareas cotidianas sin sentirme agotada o con dolores. La enfermedad trae consigo una serie de síntomas que varían en intensidad y frecuencia, como la fatiga constante, problemas de coordinación, pérdida de peso o, en mi caso, aumento de peso que resulta muy difícil de controlar. Además, los efectos secundarios de los medicamentos y los cambios en mi cuerpo afectan también a mi salud mental, generando momentos de tristeza, ansiedad y frustración.
Es normal que en el camino tengamos momentos de bajón, de sentir que nuestro cuerpo no responde como antes, o de ver cómo ciertos estímulos nos afectan más de lo que nos gustaría. Por eso, considero que la asistencia psicológica permanente es fundamental para poder afrontar estos altibajos emocionales. La salud mental debe estar lo menos intoxicada posible, porque en esos momentos de vulnerabilidad, necesitamos apoyo, comprensión y recursos adecuados para seguir adelante.
Vivir con Esclerosis Múltiple también significa aceptar que no podemos planear a largo plazo con la misma tranquilidad. Un brote puede cambiarlo todo en cuestión de días o semanas, y eso genera una gran inseguridad. Por eso, la adaptación constante y la aceptación de la enfermedad son procesos que requieren mucho esfuerzo emocional y psicológico.
A pesar de todo, trato de buscar la felicidad en las pequeñas cosas, de mantener una actitud positiva y de seguir luchando, porque creo que esa es la mejor forma de vivir con esta condición. A veces, no tengo ganas de mirarme al espejo o de enfrentarme a mis propios miedos, pero reflexiono y me esfuerzo por seguir adelante, porque sé que la vida merece ser vivida, incluso con sus dificultades.
Por eso, hoy quiero hacer un llamado a la sociedad y a las instituciones. Necesitamos mayor visibilidad y apoyo social para que las personas con Esclerosis Múltiple podamos acceder a recursos adecuados, a atención psicológica permanente y a un entorno que nos respete y nos ayude a vivir con dignidad. Es fundamental que las instituciones tomen medidas concretas para mejorar nuestra calidad de vida, porque no solo luchamos por nuestra salud física, sino también por nuestro bienestar emocional y social. Tu apoyo y comprensión pueden marcar una gran diferencia en nuestra vida. ¡Gracias por leerme y apoyar esta causa!