Pregunta para Cortes de Castilla y León

Me llamo Alba y soy asexual. ¿Cuándo van a incluir a las personas asexuales en las leyes LGTBI para protegerlas de delitos de odio como las terapias de conversión o las violaciones correctivas?

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Alba C Pregunta de Alba C

Me llamo Alba y soy asexual. Me gustaría comenzar este escrito explicando lo que es la asexualidad; es un espectro que recoge tanto a las personas que no sienten atracción sexual por ningún género, como las que la sienten de manera no normativa, es decir, a baja intensidad, con poca frecuencia, solo en determinadas circunstancias, etc. Además, me gustaría destacar que atracción sexual y deseo sexual son conceptos distintos, al igual que lo son orientación sexual y orientación romántica: la atracción sexual es un deseo sexual dirigido a personas, pero se puede sentir atracción romántica por alguien sin sentir atracción sexual y viceversa, seas asexual o no. Una aclaración importante es que la asexualidad no es sinónimo de ‘anti-sexo’ ni de ‘celibato’, ya que no se elige. Muchas personas asexuales mantienen relaciones sexuales y las disfrutan. Otras experimentan incluso fantasías o pensamientos eróticos.

Esto me lleva a subrayar que hay todo tipo de personas asexuales. Cuando hablamos de asexualidad, tendemos a imaginarnos a una chica joven, blanca y normativa, pero hay personas asexuales y arrománticas racializadas, de todas las edades, neurodivergentes, discapacitadas, y de todos los géneros. Sí, existen los hombres cishetero asexuales.

Hay una falta de información enorme sobre esta orientación sexual. La primera vez que escuche el término ‘asexual’, lo rechace como algo con lo que identificarme, porque creía, equivocadamente, que significaba no sentir atracción romántica ni sexual por nadie, y yo sabía que si que me gustaban los chicos. En la universidad conocí a gente asexual que me explicó la diferencia entre orientación romántica y orientación sexual y empecé a cuestionarme cosas. Me puse a buscar y encontré mucha información que estaba mal explicada y que incluso era errónea. Necesité comparar muchas fuentes hasta llegar a entender el significado y la complejidad de esta orientación sexual.

La sociedad ejerce una gran presión sobre mantener relaciones sexuales, hay unas ideas impuestas que no son realistas. Se llega a medir el valor y la felicidad de las personas en función del número de relaciones sexoafectivas que tengan. Mantener este molde acarrea muchos problemas de salud mental a las personas que se salen de esta norma, sea cual sea su orientación sexoafectiva. 

Por otro lado, también se ven situaciones discriminatorias en la sanidad. En muchas ocasiones se asocia la asexualidad con problemas hormonales o problemas de autoestima, llegando incluso a realizar terapias de conversión, lo cual es absurdo. Por otro lado, en el departamento de ginecología se les niega pruebas como las citologías por no haber mantenido relaciones sexuales o, en ocasiones, ni siquiera se les cree cuando dicen que no las han mantenido.

Otro factor que fomenta esta sociedad es la ridiculización e infantilización de las personas asexuales. Cuando era adolescente y mis compañeros hablaban de sexo solían referirse a mí como ‘inocente’, y en varias ocasiones me llamaron ‘estrecha’. También existe un debate en el propio colectivo LGTBIA+ por el cual algunos nos discriminan y creen que no formamos parte de este. Es un debate que no debería existir ya que el colectivo recoge a todas las personas cuya identidad difiere de la cisheteronorma, una vez partes de ahí, por supuesto que las personas asexuales y arrománticas estamos dentro de ese colectivo.

Por eso me dirijo a las Cortes de Castilla y León para exigir unas leyes que amparen y protejan a las personas asexuales, que a día de hoy no existen. El primer paso es darnos espacio y voz para que en todo tipo de programas de sexualidad o relaciones afectivas se incluya información sobre asexualidad y arromanticismo. Por otro lado, necesitamos que se legisle a nuestro favor, la ley LGTBI ampara a personas lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales, pero no protege a las personas asexuales y arrománticas de los delitos de odio como pueden ser las terapias de conversión o las violaciones correctivas, que son agresiones contra nuestra orientación sexual. ¿Cuándo van a tomarnos en serio y a protegernos del odio y la discriminación?

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