Pregunta para Pablo Iglesias
¿Y qué sobre los contratos discontínuos y por horas (pregunta redactada como carta)?


Dirigido al Sr.Pablo Iglesias y/o representantes del Partido Podemos.
Saludos cordiales,
Admito que me gustaría pensar que esto lo podría estar leyendo el mismísimo Señor Pablo Iglesias, aunque tambi'en me gusta imaginar que tu, lector, podrías ser un individuo al azar, en la ejecución diaria de tu labor. Pues, no solo de personajes famosos se elaboran las grandes empresas (en el sentido clásico de largas hazañas, épicas y aventuras), sino que también entre lo ordinario y lo corriente, unos y otros vamos rellenando las tareas necesarias en este mundo, de tal modo como el hijo afecta al padre, la familia afecta a la comunidad, y la comunidad afecta al país. A su vez, si se quiere, espero que esto te afecte a ti.
Mi nombre es Marcos San Juan, soy ingeniero profesor de inglés técnico en una academia de idiomas. He seguido con detalle los debates políticos y por ende, los consecuentes reclamos que ha hecho usted, señor Iglesias, sobre la precariedad del empleo. Se ha hablado mucho sobre la temporalidad del trabajo, pero creo que poco o nada se ha debatido sobre los trabajos discontinuos, y contratos por horas.
En mi caso, por ejemplo, tengo un contrato con la academia como fijo discontinuo (y la paga es por cada hora de clase dada). Trabajo entre 4 a 5 clases diarias, lo que se traduce en una media de 25 a 30 horas semanales. Puede parecer estar muy debajo de una jornada completa, pero para aquellos familiarizados con la educación y enseñanza, entenderán bastante bien que 4 o 5 clases diarias son el límite digno de cualquier profesor (aunque esto podría ser considerado subjetivo y aporta poco al pragmatismo de esta carta y pregunta).
En efecto, la academia en Madrid tiene muchísimo trabajo y clientes, por lo que llevar una carga entre 25 a 30 horas semanales, no es difícil de mantener. Sin embargo, dicha empresa trabaja todo el año excepto el mes de agosto, un mes en el cual entra en “discontinuidad”. Yo no entiendo por qué mi contrato debe ser fijo discontinuo cuando trabajo todo el año menos un mes, que en mi opinión (y tiene una lógica deductiva sencilla para cualquiera) ese mes de agosto debería ser de vacaciones pagadas. Entonces, la academia no solamente no paga las pagas extras de navidades y verano; sino que además paga exclusivamente 11 meses del año, y en el mes de vacaciones, los profesores nos vemos obligado a ir a la oficina de empleo de Madrid a pedir una prestación por discontinuidad.
Es sumamente ofensivo ser tratado de esta manera considerando el esfuerzo que hacemos como profesores. Pero, desarrollando mi sentido de empatía, como maestro joven, me permito ver a la empresa como un todo. Fuera del egocentrismo del “yo”, todavía me resulta absolutamente imposible entender que la empresa no pague vacaciones si el negocio de la academia va excelente (pues siempre están contratando nuevos profesores, en total somos unos 80 o 100 profesores ahora), y no puede ser que sea la administración pública quien pague por mis vacaciones. Y no, tampoco puede ser que 11 meses del año sean considerados como contratos fijos discontinuos, y que trabajar entre 4 a 5 clases al día, sea considerado como un trabajo por horas con 75% de las cotizaciones.
La razón por la cual no dejo esta academia y su manera nefasta de tratar a sus empleados, es porque como sátira perpleja, es lo mejor que he encontrado dentro del mundo de la enseñanza del sector privado. Al tener entre 25 a 28 horas semanales, se me ha permitido lograr un sueldo entre 1000 a 1300 euros bruto al mes, que está muy por encima de muchos españoles quienes lamentablemente están en peor situación que la mía. A esto, además se le suma que 150 a 300 euros de mi sueldo mensual son arrebatados por la seguridad social e impuestos, y como si no fuera poco, cuando hago la declaración del IRPF a final de año, me devuelven 50 euros ¡50!
Yo estoy muy agradecido de lo que tengo y de no estar en países como Siria o Palestina, donde hay un sufrimiento muchísimo peor al mío. Agradezco no estar en una situación grave de pobreza real, y es obvio sobrentender en esta carta, que no estoy en la búsqueda irrisoria de coches nuevos, infinitas tabletas y móviles Apple de por vida. No, yo voy a lo meso, al medio, al viento y no a la nube, por lo que simplemente desearía es que reconocieran a todos los empleados de mi academia en su derecho a recibir beneficios coherentes y proporcionales a su trabajo. Más aún, cuando la academia está en constante expansión y su negocio en excelentes condiciones. Yo no propongo una decapitación y persecución de los “malvados jefes”, entiendo su labor como gerentes y creadores emprendedores, pero creo que lo que pido es el reconocimiento mínimo, necesario y justo, para el resto de nosotros profesores.
Entonces, mi pregunta es la siguiente, qué podrán hacer ustedes respecto a este tipo de contratos ya siendo electos? y, Qué podrían hacer desde hoy?
PD: La mayor de las satisfacciones las obtengo no del sueldo, sino de cada alumno que me agradece poder ser un mejor profesional, por haber alcanzado un nivel mejor y real de Inglés. Pero, del pan vivo.
Igualmente, agradezco su lucha diaria no solo contra aquellos que inducen estos modelos, y más aún, en contra de aquellos que aún adormecidos, les cuesta pensar que hay otra manera de hacer las cosas.
Muchas gracias por leerme y me gustaría conocer sus comentarios.
Marcos San Juan.
marcox244@gmail.com