Pregunta para Congreso de los diputados

Tengo trastorno bipolar, trastorno mixto de la personalidad y trastorno de la conducta alimentaria. ¿Cuándo se va a implementar una educación en salud mental en los colegios e institutos con presencia de psicólogos en cada centro?

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Marta Plaza Pregunta de Marta Plaza

Hola. Me llamo Marta, tengo 43 años y tengo trastorno bipolar, trastorno mixto de la personalidad y trastorno de la conducta alimentaria.

Aunque llevo muchos años con desajustes emocionales, la primera depresión debidamente tratada con fármacos y terapia fue en 2008. El trastorno bipolar me fue diagnosticado en 2017. Sin embargo, y a pesar de tener un diagnóstico de trastorno mixto de personalidad, no he sido conocedora de ello hasta hace 3 años. Por último, a raíz de mi última depresión, que comenzó en 2019 y de la cual aún estoy recuperándome, me diagnosticaron TCA.

Cuando un miembro de la familia sufre una enfermedad crónica, ya sea física o de origen psicológica, el resto de personas que la componen, por lo general, conviven también con dicha patología. En mi caso, tanto mi pareja como yo, tenemos doble rol de cuidador -paciente, paciente - cuidador.

Mi familia fue la primera en darse cuenta de que algo no marchaba bien, sobre todo en la fase hipomaníaca. Mi pareja observó comportamientos inusuales, pero, por desgracia y por lo general, la persona que sufre trastorno bipolar, como en otras enfermedades mentales, el paciente no reconoce el problema hasta que pasa a la fase depresiva.

Respecto al trastorno de conducta alimentaria, fue mi psiquiatra la que me derivó a la unidad de TCA, pero en este caso, y aunque no sabía el origen, sí que fui más consciente de la presencia de la sintomatología y sabía que era fundamental la ayuda.

Comencé con terapia psicofarmacológica en 2008 en Psiquiatría, pero no fue hasta 2019, con la derivación a la unidad de TCA, cuando me di cuenta de que un psiquiatra no puede suplir las funciones de un psicólogo. He aprendido más de mí misma y de mis patologías en estos últimos tres años, que en todos los anteriores que estuve solo con psiquiatra.

En mi familia todos acudimos a la psicóloga, considero que es algo fundamental. 

En general, se tiene el concepto erróneo de que la visita a estos profesionales es un lujo, no solo por la opinión de que gastarse el dinero en terapia, teniendo en cuenta los precios del sector privado, se cree que es algo que no nos podemos permitir. También porque las citas que la salud pública nos ofrece son insuficientes para un tratamiento adecuado. Pero ¿cuánto cuesta tu salud? A mi parecer es el dinero mejor invertido. 

Actualmente estoy en medio de una fase de depresión mayor, con todos los síntomas que eso conlleva, en mi caso, lo más incapacitantes son los comportamientos autolíticos.

El TCA de tipo anorexia está ligado directamente al TBll, por lo que, me ha causado daños físicos, agravando problemas intestinales y seguido de debilidad muscular, todo ello unido a un hipotiroidismo recientemente diagnosticado, causado por la medicación.

Creo que el mayor problema de esta sociedad es la falta de conocimiento y concienciación respecto a salud mental y personas neurodivergentes. Por lo general una enfermedad física es más aceptada, comprendida y apoyada que cualquier enfermedad de índole psicológica o trastorno mental. 

He sufrido mucha presión social en muchos ámbitos de mi vida. El sufrimiento incómoda - y es así-. No está bien visto socialmente la tristeza, el enfado o cualquier emoción "negativa" cuando en realidad todas las emociones son necesarias para un buen crecimiento personal y emocional. La consecuencia es que seguimos sonriendo aunque tengamos "un mal día" y nos convencemos de que lo más importante es esforzarse por estar alegre, sin pensar en que quizás, y lo sé por experiencia, el seguir "tirando" solo nos lleva al empeoramiento.

He vivido bastantes situaciones desagradables, principalmente a nivel laboral y en el ámbito de la atención sanitaria. En lo laboral me he visto discriminada. En mi trabajo comenzó a enrarecerse el ambiente a raíz de una baja y con el posterior diagnóstico del trastorno bipolar. 

El comportamiento de mis responsables y de alguna compañera se hizo difícil de llevar. Me retiraron funciones sin previo aviso ni notificación, ocultándome información o dudando de mis capacidades. Los obstáculos con los que tuve que lidiar día a día impedían que pudiera desempeñar mi trabajo. Fue muy duro para mí, una empresa pequeña donde tenía amistades, que de la noche a la mañana cambió su actitud hacia mí.

Al finalizar los 365 días de baja pase a gestión del INSS, y sin haber sido evaluada de forma presencial, me notificaron por carta que el INSS me otorgaba una incapacidad total, con la consecuente pérdida de mi puesto de trabajo y la mitad de mi sueldo.

Yo adoraba mi profesión y la pérdida de esta fue muy duro para mí, causándome un empeoramiento. Creo que no es el proceder más indicado para una persona con una enfermedad mental. Una cosa es no poder trabajar y otra muy distinta es forzarte a renunciar a ello, pero que, además, el sistema te abone la mitad de tu salario para que puedas a la vez ejercer en "algo", no lo entiendo.

Es fundamental trabajar en la visibilidad, desestigmatización e inclusión de la salud mental y personas neurodivergentes. A raíz de la pandemia se ha visto incrementada la demanda de atención psicológica y psiquiátrica y esta se ha visto colapsada. Nuestra sanidad publica es de las mejores del mundo y está compuesta por grandes profesionales sanitarios. Creo que el principal problema es la mala gestión y decisiones políticas.

A raíz de todas estas situaciones, tengo un blog donde hablo sobre las emociones, sentimientos, pensamientos y reflexiones que nos rondan por la mente -www.enmimundodelocura.es-. Además, si alguien quisiera ponerse en contacto conmigo, puede hacerlo a través de mi perfil de Instagram: @enmimundodelocura

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya una educación y concienciación en salud mental a una edad temprana, tanto en la Sanidad Pública, como en los centros educativos. 

Está comprobado que es en la infancia donde se forja nuestra personalidad y cuando el entorno familiar, la educación académica y social juegan un papel fundamental. 

Si acompañamos las revisiones periódicas de salud física que se realizan actualmente, con revisiones en salud mental, seguramente seríamos adultos más sanos emocionalmente. Y realizando un seguimiento en la adolescencia y edad adulta se podrían detectar más enfermedades y trastornos mentales a una edad temprana, ayudando así a la inclusión social de personas neurodivergentes. Ser conscientes de que la salud física y la mental van "de la mano''.

Por otra parte, quiero reivindicar lo tedioso de la burocracia y el modelo actual tan obsoleto que tiene la seguridad social y centros base de las comunidades autónomas a la hora de realizar cualquier gestión. 

Existen centros especializados en salud mental y son muy buenos recursos para los pacientes que se encuentran en ciertas fases de su enfermedad. Estos centros cada vez están más colapsados con falta de personal en muchos casos y largas listas de espera. Creo que la clave es la revisión de los protocolos para agilizar trámites y facilitar las derivaciones por parte de los facultativos a las unidades especializadas.

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