Pregunta para Congreso de los diputados

Sí, tengo cáncer, ¿acaso no puedo nombrarlo? ¿Cuándo dejará de ser el cáncer un tabú?

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Mi nombre es Jose Antonio, tengo 24 años, soy de Montmeló (Barcelona). Trabajo como sommelier, y mi vida corre ligada a la gastronomía y el vino. Mi vocación es además mi pasión. Me apasiona viajar, el vino, la comida y hacer feliz a la gente. Así soy yo.

¿Por qué os cuento todo esto? Os preguntaréis quizá… Pues bien, porque para contaros mi historia quería que supierais un poquito de mí, de quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Como os decía, siempre he disfrutado de mi trabajo, de mis pasiones y de poder hacer feliz a la gente a través de mi trabajo, que además es mi pasión. ¿Qué más se puede pedir?

Pero hace dos meses algo cambió. El cáncer se asomó a mi puerta y paró mi vida en seco. Hace dos meses comencé a encontrarme mal, y a padecer una sintomatología que me desconcertaba. Y así, hace unas semanas me comunicaron que padecía leucemia.

Todo comenzó con un fortísimo dolor de estómago, a lo que le acompañaron fiebres altas, cansancio y un continuo malestar que no cesaba. Hice cuarentena porque hasta creyeron que podía ser Covid. Pero lo cierto es que tras la cuarentena mi malestar se había agudizado. Aun así regresé al trabajo. Perdí peso, la fiebre continuaba pero yo pensaba que “podía seguir aguantando”. Hasta que un día decidí acudir a mi médico de cabecera. Le comuniqué que tenía fiebre y fuertes sudores por las noches, y que además me había palpado varios bultos en el cuello. Pero ella me emplazó a unos análisis de sangre a largo plazo. Y yo no me quedé tranquilo. Ese mismo día me desperté a las 7:30 de la mañana, los cuatro ganglios del cuello se habían convertido en 12 y seguía teniendo 39’ 5 de fiebre. Lo tenía claro; la próxima parada sería el hospital de Granollers. Recuerdo el trayecto al hospital, pensando, casi con humor: “qué cosas me pasan”. Pero allí, en Urgencias, tras una analítica y ver cómo cambiaba la expresión del doctor, el humor cesó. Su cara había cambiado radicalmente tras ver los resultados. Y entonces me lo dijo: tenía leucemia. Me quedé blanco. Mi mente no procesaba.

“Tienes todo el día para hacer las llamadas oportunas. Tómate tú tiempo, porque después estarás mucho tiempo sin salir del hospital”, fueron las palabras de aquel doctor. Y después sencillamente todo trascurrió muy rápido. Me trasladaron al Clinic de Barcelona, me hicieron toda una serie de pruebas y un doctor especialista en Hematología me comentó todo lo que iba a vivir, cómo iba a cambiar mi vida. En un par de días tuvieron preparado todo el tratamiento que me iban a suministrar. La verdad es que todo sucedió a una velocidad que no esperaba. Me habían diagnosticado leucemia aguda linfoblástica tipo B2. Y el primer paso era parar el crecimiento de la leucemia en todo mi cuerpo. Después ya veríamos. Ahora mismo estoy terminando ese primer ciclo de quimioterapia, cuando lo termine veremos qué dicen las pruebas.

El cáncer es algo que no te esperas o no te explicas, y menos quizá teniendo 24 años. ¿Por qué a mí? Encontraré un por qué, tarde o temprano, y en algún momento mi cuerpo me dará la respuesta de por qué la leucemia entró en mí. Aun así, he de admitir que creo que nunca me he sentido tan fuerte en mi vida, nunca me he querido tanto. Desde el primer momento he sabido al 100% que la leucemia no iba a ganarme.

Pero hay algo que no logro entender, y es el motivo de esta movilización, lo que ha incentivado que alce mi voz. ¿Por qué el cáncer sigue siendo un tabú? ¿Por qué cuesta pronunciar la palabra cáncer? Parece que estemos ante un término innombrable, parece que necesitemos otro término para referirnos a esta enfermedad. Eliminemos el tabú. Y también en lo relativo a los tratamientos. Se evita hablar de la quimio porque es destructiva. Sí, te destruye para curarte, y eso es así. Pero necesitamos una sociedad que desestigmatice el cáncer, la enfermedad en sí y todo lo que rodea a esta.

¿Por qué solo se habla del cáncer cuando lo tienes enfrente? Parece que hasta que esta enfermedad no llama a tu puerta, la esquivas, le das la espalda. Y debemos hablar del cáncer sin miedo, y enfrentarnos a él, porque es una mierda, sí, pero hay que plantarle cara e ir a por ello. Por eso me dirijo a vosotros, familiares, amigos, conocidos, para que apoyéis este movimiento; pero también a vosotros, dirigentes y representantes políticos, para que el cáncer se estudie, se investigue y se visibilice como es debido. Llevad a las escuelas y a la calle la enfermedad, hacedla palpable para que todos puedan enfrentarse a ella si desgraciadamente les toca de cerca. Si se pudiera plasmar en los colegios y en otros ámbitos la realidad de esta enfermedad, la ciudadanía sería más consciente, perdería cierto miedo y mucho estigma. ¿Será esto posible? ¿Estáis dispuestos a concienciar sobre la enfermedad?

Representantes del Congreso de los Diputados,

Espero su respuesta.

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Pregunta dirigida a: Congreso de los diputados