El Covid no da tregua en España, pero otras enfermedades graves como el cáncer tampoco lo hacen. Con este escenario sobre la mesa, amenaza el regreso de nuevas restricciones, lo que preocupa a muchas personas. Pero a los pacientes oncológicos nos preocupa otra ola, que lleva también más de un año arreciando con fuerza: la de nuevos casos de cáncer sin diagnosticar. 

El cáncer no es algo nuevo, y sin embargo sigue siendo el gran olvidado de esta pandemia. ¿Por qué? Las otras enfermedades existen, están ahí, son palpables, y los pacientes que las padecen merecen ser atendidos con la misma premura que una persona que da positivo en Covid-19. 

El diagnóstico precoz del cáncer es esencial para salvar vidas, más que cualquier otro tratamiento. Así lo afirman a diario los expertos, aunque en la práctica asistamos a múltiples casos de diagnóstico tardío. 

Con la llegada de esta última y quinta ola, la mayoría de la población parece preocuparse por nuevas restricciones que limiten su tiempo de ocio y recreo, como la implantación del toque de queda o limitación de la movilidad. ¿Acaso no debemos preocuparnos porque ese incremento de contagios y, por tanto, de ingresos hospitalarios, se traducirá de nuevo en pacientes con otras enfermedades y síntomas que no serán atendidos por la saturación de los centros? ¿Hasta cuándo?

La detección precoz del cáncer puede por tanto garantizar no solo una mayor calidad de vida a posteriori, sino que en ocasiones incrementa significativamente la tasa de supervivencia. Por eso, representantes del Congreso de los Diputados, nos dirigimos a ustedes: ¿Cuándo seremos atendidos todos los pacientes que presentamos algún tipo de irregularidad? ¿Cuándo se implantarán las medidas adecuadas para paliar el retraso en los diagnósticos oncológicos?

Os ruego que nos ayudéis a difundir y firmar esta campaña por todos vuestros grupos y contactos de WhatsApp y Redes Sociales. Si conseguimos 1500 apoyos, esta pregunta llegará a los distintos partidos políticos del Congreso de los Diputados, teniendo la obligación de darnos, al menos, una respuesta.