Me llamo Montse y, tras luchar durante nueve meses contra una leucemia mieloide aguda, mi hija Maria falleció con 15 años.

A finales del año 2020, Maria empezó a sentirse muy cansada. Nos comentaba que se fatigaba mucho al hacer gimnasia, pero como nunca había sido especialmente deportista le restamos importancia. También tuvo algún episodio de fiebre y empezamos a notarla muy pálida.

Decidí llevarla al médico de cabecera, que debió de intuir algo que no le gustaba, ya que me insistió mucho en que le fuese comentando como se encontraba. A los dos días le hicieron un análisis de sangre y a las pocas horas me llamaron informándome de que todo apuntaba a una leucemia. Al poco tiempo, Maria ingresó en el Hospital Clinic de Barcelona, dónde recibió el primer ciclo de quimioterapia.

En el mes de marzo nos fuimos a casa y nos informaron de que los siguientes ciclos, así como el trasplante de médula, los recibiría en el Hospital San Joan de Deu, en el área de oncología infantil. En mi opinión, hubiera sido mejor que hubiese continuado su tratamiento en el Clinic, pues Maria afrontó con mucha madurez su enfermedad y le ponía muy nerviosa que no fuesen claros con ella y la tratasen como una niña.

En el mes de mayo le hicieron el trasplante y, aunque todo parecía ir bien, cuando le hicieron la punción vieron que seguía habiendo un 3% de leucemia. A continuación le hicieron dos infusiones de linfocitos, pero aún así no pudo salir adelante. 

Ahora, con esta iniciativa pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación contra el cáncer, pues se trata de una enfermedad que causa mucho dolor y termina con muchas vidas; así como a dar a los adolescentes que atraviesan esta enfermedad una atención acorde a su momento vital.