Tengo ataques de ansiedad desde los 11 años. ¿Cuándo le darán a la salud mental la importancia que merece?

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Mi nombre es Zoraida, tengo 20 años y sufro ataques de ansiedad desde los 11. Tras la muerte de mi madre me mudé con mis abuelos del pueblo en el que habíamos vivido hasta ahora, Cambre, a Camariñas (La Coruña). Todo era totalmente nuevo para mí, las calles, la gente, el lugar y por su puesto el colegio. 

Cuando llegué al centro tan solo tenía nueve años. No conocía a nadie y la integración con el resto de la clase se me hizo bastante difícil. Los demás niños y niñas se burlaban de mí por tener una familia diferente a la suya. Mis abuelos cumplían el rol de padres conmigo así que me llevaban al colegio y acudían a las reuniones de padres y madres.

La entrada en el instituto todavía fue peor. Recibía abusos tanto físicos como verbales prácticamente a diario. Empezaron a meterse conmigo por mi aspecto físico y a llamarme “gorda” y otras cosas desagradables. Llegó un momento en el que ya no quería volver a clase. En casa les decía a mis abuelos que no quería estudiar, pero no era verdad, lo único que no quería era volver al centro y tener que soportar el acoso de mis compañeros. 

Todo esto desencadenó en una depresión que hoy en día todavía me acompaña. A los 15 años, gracias a la orientadora del centro me diagnosticaron depresión y ansiedad. Poco después también empecé a tener problemas con la alimentación y caí en un trastorno de anorexia nerviosa. Tenía mucha ansiedad y casi todo lo que comía lo vomitaba después. 

Durante varios años llevé todo esto sola. No quería que la gente me juzgara o pensara que lo hacía para llamar la atención así que solo hablaba de ello con la psicóloga del centro. Hasta que la situación se volvió insostenible y ya con 18 años acudí al psicólogo de la Seguridad Social que enseguida me derivó al psiquiatra para empezar a medicarme. 

Actualmente mi situación ha mejorado considerablemente. Mi familia y mi pareja han sido pilares claves en mi recuperación. Creo que nadie debería de pasar por esto sola. Todavía existe un estigma muy grande en torno a la salud mental. Si desde los propios colegios e institutos concienciásemos sobre estos problemas y sus consecuencias seguro que muchos más niños y niñas se animaban a expresar lo que les pasa. 

Nadie pensaría jamás retrasar una operación de urgencia, sin embargo, si tienes depresión o ideación suicida te llevan al límite. Necesitamos una atención de calidad. Consultas en las que tengamos tiempo de expresarnos y obtener respuestas. No podemos seguir esperando meses hasta conseguir la próxima cita porque en muchos casos es cuestión de vida o muerte. 

Además, me parece importante tener en cuenta el enfoque de género en lo que respecta a la salud mental. Nosotras sufrimos una presión y autoexigencia mucho mayor debido a lo que la sociedad espera de las mujeres. La mayoría de los problemas de ansiedad, depresión o TCA están directamente relacionados con estereotipos y cánones de belleza, así como relaciones tóxicas de pareja, violencia machista, abusos o preocupaciones relacionadas con los cuidados, la responsabilidad afectiva o la emocionalidad. 

En definitiva, creo que no se le está dando a la salud mental la importancia que merece en el espacio público. Seguimos teniendo miedo o vergüenza a expresar como nos sentimos. Desde la sanidad pública y los centros educativos deberían de tomarse medidas para acabar con todo esto. La salud mental es tan importante como la física, ¿cuándo se van a dar cuenta?

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Samanta Teijeiro Piñon
Nadie se debería sentir así nunca, la convivencia con las personas debería ser totalmente igualitaria para todo el mundo, ni rasgos ni apariencia física, mucho ánimo ☺️

2 | Responder | 11.11.2021
Deyanira De La Torre Ferreira
Nuestro sistema sanitario debería ampliar la asistencia en el área de Salud Mental ya que cada vez más personas padecen trastornos emocionales como depresión, ansiedad, TOC, ... Actualmente muchas personas tienen que esperar meses e incluso otras ni siquiera son derivadas.

1 | Responder | 11.11.2021