Pregunta para Senado

Tras un año para que me derivaran al ginecólogo, me encontré con ser triple negativo y con afectación en la piel. Soy portadora del BRCA1. ¿Por qué no se apuesta para la investigación de la mutación, así como se fomenta la prevención de su desarrollo?

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Verónica Rañal Pregunta de Verónica Rañal

Me llamo Verónica y vivo en Sevilla. En noviembre de 2020 tuve que pedir la baja laboral porque me dio un tirón en la espalda que conllevaba, en muchas ocasiones, que tuviera que estar en reposo total. A los pocos días, me detecté un bulto en el pecho derecho. La masa era dura y yo me alarmé un poco. Justo estábamos saliendo de la época más intensa de incidencia de la Covid-19 y en los hospitales y centros de salud públicos todavía no daban citas presenciales si no consideraban que se trataba de algo muy urgente. Por esto, de entrada, me atendían por teléfono, así que con el paso del tiempo, empecé a insistir en que me mandaran al ginecólogo, ya que el bulto, además de que no desaparecía, hacía que me doliera el pecho.

Los médicos insistían en que no tenía que preocuparme, ya que, según decían, si se tratara de algo malo no dolería. Con el paso de los meses, el bulto empezó a crecer. Tenía 37 años y dos niños pequeños, así que me empecé a agobiar. Seguía insistiendo con los profesionales sanitarios a los que conseguía acceder, aunque no de manera presencial, pero sin haberme visitado antes, me seguían diciendo que tenía que tranquilizarme. En relación con la espalda, el traumatólogo de la Seguridad Social tampoco me llamaba así que decidí acudir al médico privado para que me practicaran algún tipo de prueba relacionada con la radiología. La persona que me atendió, como el resto, insistió en que no tenía que preocuparme. Ya estábamos en abril de 2021.

En julio de 2021 me percaté de que el bulto se veía desde fuera y que se encontraba más cerca de la axila, así que decidí pedir cita con otro radiólogo privado. La mujer que me atendió, indicó que de la prueba no se podía concluir nada extraño, pero que ella, como mujer, no se quedaba tranquila y me recomendó realizarme una mamografía y una biopsia para descartar. Después de dos días, la espalda me jugó una mala pasada y me dejó en reposo total: no me podía mover. Acudí a urgencias varias veces hasta que, en agosto, tuvieron que ingresarme y operarme de urgencia, así que el pecho, durante este período de tiempo, pasó a segundo plano. Igualmente, mientras estaba en el hospital, pedí cita para hacerme una biopsia mediante el servicio privado. Me la dieron para octubre.

Una vez realizada la biopsia, me indicaron que aproximadamente después de un mes acudiera a la consulta para la interpretación de los resultados, pero consideré que era demasiado tiempo de espera y decidí recoger los resultados yo misma después de unos 10 días. Me indicaron que se trataba de algo grave y al día siguiente acudí a urgencias en el hospital con los resultados. Allí me confirmaron que padecía cáncer de mama triple negativo y me indicaron que ya me llamarían. Esto era un viernes y al lunes siguiente a la mañana ya me estaba visitando con la cirujana. Me realizaron todas las pruebas pertinentes y concluyeron que el tumor se encontraba localizado y que era de un tamaño considerable. En este punto, conocí a mi oncólogo y desde aquel momento, no me han soltado.

A los días, me apareció una reacción en la piel que al día siguiente desapareció, pero justo cuando volví a tener cita con el oncólogo, la reacción se volvió a manifestar. Cuando me lo vio, me hizo unas preguntas y me indicó que podía ser que el cáncer hubiera pasado a la piel. Me practicaron una biopsia y lo confirmaron. Esta noticia me hizo enfadar. También me sentía impotente. Había estado prácticamente un año persiguiendo a los médicos para que tomaran en serio un síntoma que había terminado en un diagnóstico muy grave.

Me indicaron que el cáncer iba muy rápido a expandirse y que tenía que someterme, de entrada, a un tratamiento de quimioterapia. Durante este período, también me practicaron la prueba genética y determinaron que soy portadora del gen BRCA1 por cáncer de mama y de ovario, así que me intervinieron quirúrgicamente en junio de este mismo año para extirparme las mamas, los ovarios y las trompas. Una vez recuperada de la operación, tuve que seguir un tratamiento de radioterapia que terminé hace casi un mes. En estos momentos estoy a la espera de que me realicen la primera revisión rutinaria de control para evaluar la efectividad de los tratamientos. Durante la operación, me analizaron los ganglios de la axila y salió todo limpio, hecho que llevó a los médicos a pensar que la quimioterapia había hecho su efecto y que había respuesta completa.

Soy madre de una niña de nueve años y de un niño de cuatro y me preocupa que ellos también sean portadores del gen BRCA1. Me gustaría que se revisara el protocolo de acceso a la prueba necesaria para saberlo. Nos indicaron que hasta que no tengan 18 años no se les practicará ningún tipo de prueba, pero considero que es peligroso. Nos explicaron que, según las estadísticas, es muy poco probable que antes de los 19 años esta mutación conlleve alguna complicación, pero considero que tampoco estaba dentro de las estadísticas que yo padeciera un cáncer de mama triple negativo con 36 años.

Además, creo que hay que mejorar la inversión pública que se destina a la investigación tanto de este gen como de otros para determinar el origen de este y de muchos otros cánceres. Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Senado: “¿Por qué no se mejora la inversión en la investigación de esta mutación, así como para la prevención de su desarrollo?”.

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