Pregunta para Asamblea de Madrid

Mi hijo tiene un neuroblastoma. ¿Cuándo se van a destinar más recursos a la investigación del cáncer infantil?

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Verónica Martínez Pregunta de Verónica Martínez

Me llamo Verónica y mi hijo Pelayo, que está a punto de cumplir 10 meses, tiene un neuroblastoma.

A las pocas semanas de nacer, notamos que algo no iba bien. Después de darle de comer vomitaba a propulsión, algo que en un inicio achacamos al cambio en su alimentación, ya que tuve que estar ingresada durante varias semanas a causa de una pancreatitis y no pude darle el pecho. Mis padres, que en ese momento se estaban haciendo cargo de él, decidieron llevarlo a Urgencias, dónde le realizaron una analítica y una ecografía. Los médicos observaron una masa extraña cerca de su estómago y decidieron dejarle ingresado para hacerle varias pruebas.

Al día siguiente, nos dijeron que con un 90% de posibilidades, Pelayo padecía un neuroblastoma. Este se encontraba oprimiendo el duodeno, impidiendo que la comida pasase del estómago al intestino y provocándole fuertes vómitos. Además, otro de los problemas que nos encontramos, fue que el tumor estaba situado entre la arteria aorta y la cava, por lo que tocarlo era muy arriesgado.

A continuación, le realizaron una resonancia y la prueba de los isótopos y, efectivamente, nos confirmaron que se trataba de un neuroblastoma. Valoramos las opciones de someterle a quimioterapia, extraerle el tumor, o separarlo del duodeno para que este dejase de estar oprimido y pudiese comer. Por el estado de mi hijo y atendiendo a la experiencia en neuroblastomas de los profesionales que nos atendieron, decidimos que lo mejor sería liberar el duodeno. La operación salió bien y empezamos a alimentarle a través de una sonda nasogástrica. 

Tras estudiar la genética del tumor, nos confirmaron que era muy buena y, en principio, no sería necesario someterle a quimioterapia, ya que había muchas posibilidades de que el tumor se reabsorbiese solo. Aún así, era necesario controlarlo, por lo que cada 48 horas, y después cada 15 días, tuvimos que acudir a revisión. 

Durante los 6 primeros meses, el tamaño del tumor no varió, y estos últimos ha disminuido bastante. En cambio, estas últimas semanas Pelayo está bajando de peso, por lo que le están realizando pruebas para saber si la causa puede ser el tumor.

A pesar de que nuestro hijo tiene cáncer, el pronóstico que nos han dado es bueno. En cambio, durante los primeros meses, nos hemos sentido muy perdidos debido a la falta de información sobre la enfermedad de nuestro hijo. 

Por ello, con esta iniciativa me dirijo a los diputados de la Asamblea de Madrid, con el objetivo de que se aumente la investigación y la información sobre neuroblastomas y otros tipos de cáncer infantil, pues esta es la única manera de hacerles frente.

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