¿Por qué a las mujeres se nos cuestiona siempre que denunciamos un episodio de acoso callejero?

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Hola, me llamo Vanessa, tengo 19 años y soy de Madrid. He decidido participar con esta campaña en osoigo para hablar sobre el acoso callejero y dar a conocer las situaciones diarias de acoso por las que pasamos todas las mujeres alguna vez en nuestra vida por el simple hecho de ser mujeres. En esta ocasión quería contar una experiencia desagradable, pero, desgraciadamente, muy común, por la que tuve que pasar hace alrededor de dos meses en el camino de vuelta del trabajo a casa. 

Salía de trabajar como socorrista sobre las 21:10h y volvía a casa por el camino de siempre. Estaba andando tranquila mientras miraba el móvil, cuando pasé por un bloque de pisos donde había un hombre apoyado en la puerta que mirándome con cara lasciva, y de arriba abajo, que empezó a decirme “qué chocolatito”, “qué guapita” “mmm qué rica estás”. Yo hice caso omiso a lo que me estaba diciendo y seguí con mi camino, aunque con un paso más ligero. Era de día, pero en esa calle no solía haber mucha gente y me daba miedo que el hombre pudiera acercarse a mí y hacerme cualquier cosa. 

Tuve suerte y todo se quedó ahí, en esas palabras que en su cabeza debieron sonar como un elogio, como un piropo más que le lanzaba a una chica que estaba sola y que era 30 años más joven que él. Digo que tuve “suerte” porque se quedó ahí y no me pasó nada más, al contrario que otras chicas que han tenido que sufrir situaciones realmente traumáticas. 

Aun así, siento rabia por tener que decir que tuve suerte, porque al fin y al cabo, no la tuve, pues lo que sufrí se llama acoso callejero. El problema es que es un acoso que está tan normalizado que lo pasamos muchas veces por alto, incluso, otras veces, decidimos ignorarlo “por nuestro bien”.

Estas situaciones te hacen cuestionarte si la culpa es tuya por ir mal vestida, por escoger ese camino o por ir sola...Pero la realidad es que en ningún caso es nuestra culpa, es culpa de los acosadores que se piensan que tienen derecho a increpar a cualquier mujer.  

Quiero aprovechar esta oportunidad que brinda osoigo para  pedir que se persiga y se castigue el acoso callejero, desde estas situaciones que se ignoran por parecer insignificantes hasta las situaciones de violencia física y/o verbal por las que pasamos cientos de mujeres día a día. 

Existen demasiados casos en los que las mujeres que han sido acosadas hasta niveles realmente alarmantes han recurrido a una comisaría a denunciar lo sucedido sin conseguir ninguna solución, obteniendo respuestas que menosprecian y cuestionan esta realidad que sufrimos. Hay que buscar la manera de que las mujeres nos sintamos más seguras a la hora de pedir respaldo a nivel legal sin que sintamos que se nos está cuestionando en todo momento.

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