Dejé mi trabajo porque el dueño del bar encubría el acoso de una serie de clientes habituales toxicómanos hacia chicas jóvenes, ¿qué podemos hacer para cerrar este tipo de locales?


El pasado fin de semana dejé mi trabajo en un pub de Elche (Alicante) tras un altercado con el dueño del bar. ¿El motivo? Uno de sus amigos de unos cincuenta años acosó indiscriminadamente a una chica de 20 durante toda la noche. Cuando traté de echarle el dueño del local se encaró conmigo y me gritó que yo “no era nadie” para echar del bar a uno de sus amigos. ¿Qué están haciendo las instituciones para controlar este tipo de comportamientos?
No es la primera vez que pasa. Varios de los clientes habituales de este sitio consumen cocaína los fines de semana y suelen propasarse con las chicas jóvenes. El dueño encubre estas actitudes porque son amigos y clientes. ¿Hasta dónde vamos a llegar?
El último día que trabajé allí invité a unos amigos y amigas a celebrar un cumpleaños. Todo iba bien hasta que uno de estos señores empezó a acosar a las chicas, en concreto se propasó con una a la que agarró del brazo e intentó llevarla con él dentro del baño: “vente al baño que te invito”.
Finalmente, la pareja de la chica se metió por medio y este amenazó con matarle. En cuanto vi el panorama le advertí al hombre que saliera inmediatamente del local. Entonces apareció mi jefe hecho una furia y me gritó que “quién me creía” yo para echar a sus amigos del bar. Finalmente le dijo a la chica y al resto del grupo que se acabasen la consumición y se fueran. Ahí fue cuando exploté y le dije que yo me iba con ellos. Todavía me debe cien euros por el trabajo realizado ese fin de semana.
Cuando salimos llamamos a la policía, pero restaron importancia al asunto. Nos dijeron que no era normal que una chica tan joven estuviera “a altas horas de la noche en un antro como ese”, que en todos los locales de ocio nocturno se consume droga y que debíamos evitar ese tipo de peleas. Al intentar denunciar la posesión de armas del dueño el agente me respondió: “un bate es una herramienta de deporte hasta que se utilice como arma, no podemos hacer nada”.
No ha habido más respuestas por parte de las instituciones. Este local no puede quedar impune. Además de encubrir el acoso diario a diferentes mujeres no respetan la normativa correspondiente: los camareros trabajamos sin contrato, no se pide el pasaporte covid, no posee hojas de reclamaciones, no se respetan los aforos, el dueño permite fumar dentro del local, la licencia no permite más que cuatro conciertos en directo anuales y tienen uno cada fin de semana… En el momento en el que se abra un expediente el pub tiene que cerrar, ¿qué inspecciones y controles se están haciendo para regular todo esto?
El trato de este local hacia las mujeres y trabajadores es intolerable. Desde aquí me dirijo a las instituciones para que puedan dar una respuesta.