Soy Sebastián Iturrieta, periodista y bloguero de Historia LGTB en Chile en Instagram.

Junio es el mes del orgullo LGTBI, se recuerda el hito del bar Stonewall, en EE.UU., donde  las primeras mujeres trans negras se levantaron contra la violencia policial. Hablamos de esa historia como si fuera universal, y me parece que tenemos que buscar nuestros propios referentes e hitos porque los tenemos. Con el afán de colaborar, sentí que había la necesidad de contar esas historias en el formato de Instagram. Dentro de la comunidad LGTBI chilena había un vacío en reconocer los orígenes de nuestra lucha y quienes fueron las personas pioneras en levantar los derechos de la diversidad sexual.  

Conociendo ampliamente esa lucha, puedo afirmar que hay una deuda del Estado de Chile con los derechos de la comunidad LGTBI, principalmente con evitar la violencia excesiva hacia las personas trans y travestis. Es una cuestión de vida o muerte.

Vale recordar que la Ley Antidiscriminación conocida como Ley Zamudio, fue ingresada en el gobierno de Ricardo Lagos (2005),  y no fue promulgada hasta siete años después, cuando asesinaron a Daniel Zamudio (2012).  Lamentablemente, se trata de como un león sin dientes, donde la carga de probar todo frente al juez es de la persona que ha sido discriminada. Entonces, si bien la Ley Antidiscriminación es un avance, es un avance precario para la comunidad LGTBI en Chile. Actualmente se ha ingresado tanto por la Cámara de Diputadas y Diputados, como por el Senado, diversas modificaciones que buscan fortalecer la Ley Zamudio.

El Estado dice que somos todos iguales ante la ley,  y eso no se está cumpliendo para las personas LGTBI. Lo que falta es un Estado garante de los derechos de las personas LGTBI, que permita a las personas desarrollarse, acceso a la salud y la educación, cuestiones tan básicas como esas no están aseguradas para las personas LGTBI. Las personas trans, por ejemplo, no tienen acceso al trabajo y en la práctica muchos están abocados al trabajo sexual.

Necesitamos urgentemente hacer un cambio cultural, y ahí el Estado ha estado completamente ausente. No solo es cuestión de fortalecer las leyes, sino también hacer campañas comunicacionales, que eduquen a las personas sobre la diversidad y la no discriminación, y desde los primeros niveles, porque la persecución que viven las personas LGTBI no es solo entre adultos, sino también cuando son niños, son marginados y muchas veces víctimas de bullying.

Como hombre gay he vivido muy poco de esto en comparación con mis compañeras lesbianas, mis compañeros trans y no binarios, las nuevas identidades que fueron surgiendo, han quedado completamente desprotegidas por parte del Estado. Hace muy poco en la Union Europea, se empezó a discutir sobre la posibilidad de un carnet de identidad no binario, pero acá estamos completamente en pañales.

Además, la homofobia está inmersa en todo el aparato estatal. Se debe capacitar a los funcionarios públicos, profesores de las escuelas, personal de salud de los Cesfam para que atienda de buena forma a la comunidad LGTBI.

Es por eso que quiero preguntarles a los representantes políticos y autoridades de las diferentes instituciones, particularmente del Gobierno Regional  ¿Cómo pueden contribuir a que el Estado sea garante de los derechos de las personas LGTBI?

Necesito la ayuda de todas y todos ustedes para conseguir 250 apoyos, ya que, de esta manera, les llegará la pregunta y me responderán en esta misma web. Ayúdame haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo, por un país sin discriminación.