Pregunta para Parlamento de Catalunya

Mi hijo murió a las 38 semanas de gestación. Se habla sobre el duelo perinatal, pero a la práctica, no se reconoce. Falta soporte médico, psicológico y burocrático. Mi realidad es la realidad de muchas otras madres.

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Sabrina . Pregunta de Sabrina .

Me llamo Sabrina y vivo en Catalunya. Estando embarazada, me diagnosticaron hipertensión gestacional. Yo me visitaba en paralelo a la Seguridad Social y mediante un seguro privado y fue dos o tres semanas antes de que perdiera a mi hijo, que el hecho de notar contracciones me llevó a acudir a urgencias.

Por el estado avanzado de mi embarazo, los médicos, sin visitarme en profundidad, consideraron que era “normal” que tuviera contracciones y que podía irme a casa tranquila. No tuvieron en cuenta, tampoco, la condición de hipertensión gestacional previamente diagnosticada.

A la semana 38 de gestación, tuve una subida de tensión severa que afectó la placenta y llegué al hospital prácticamente desmayada. Mientras me trataban, me informaron de que el niño no tenía latido de una forma muy superficial y fría. La situación derivó en una intervención quirúrgica de 9 horas. Sacaron a mi hijo sin vida, y yo padecí una hemorragia que solo pudieron parar con una histerectomía y numerosas trasfusiones de sangre. Más adelante, tuvieron que intervenirme de nuevo porque se me quedó material quirúrgico dentro.

Cuando me desperté de la intervención, me subieron a planta y enseguida me llevaron a Ismael. Me pude despedir de él, pero debido a mi estado, no pude acudir al entierro y tampoco se pudo formalizar un registro; Ismael no aparece en ningún sitio como mi hijo.

En el hospital considero que no se proporciona un espacio que facilite el trabajo personal en relación con la situación que estás sufriendo y tampoco se proporciona ningún tipo de acompañamiento psicológico. La situación es muy dolorosa pero las condiciones no ayudan en nada. Recuerdo los hechos con una gran tristeza.

Es por todo lo planteado que me gustaría poder poner la temática encima de la mesa de las instituciones y plantear la necesidad de trabajar para desarticular el tabú relacionado con el duelo perinatal, empezando por invertir en formar al personal sanitario para garantizar un buen acompañamiento emocional, así como garantizar la atención psicológica y la atención pertinente a todos y cada uno de los pacientes que acuden a urgencias en un hospital.

Mi realidad es la realidad de muchas otras madres. Se habla sobre el duelo perinatal, pero a la práctica, no se reconoce. Falta soporte médico, psicológico y burocrático.

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