Sé que las agendas de cualquier político están muy ocupadas, pero yo como ciudadana oigo los mismos discursos políticos de unos y otros. Sinceramente, siendo para mí la razón de la existencia Dios, Yahvé nuestros creador y Jesucristo y el Espíritu Santo, Paráclito; y mi prójimo y su salvación eterna, y significando eso para mí que las razones de lo que hago, creo, digo y pienso son Dios y mi prójimo por amor a Dios, me gustaría saber que los políticos actuales se han leído la Biblia, al menos los 4 evangelios para empezar y cómo interpretan ellos esos 4 evangelios relacionados con los problemas actuales de desarraigo, injusticia,violencia, lujuria, corrupción, guerra, indignidad en pensamientos, palabras y obras.

Durante mucho tiempo en mi vida fuí agnóstica, después fuí católica y ahora me considero una discípula de Cristo que se encuentra en medio de una sociedad mundaneizada, incluso dentro de la propia Iglesia católica, donde es lícito hablar de todo y en ciertas maneras. Yo misma, he caído en mi vida, muchas veces y sin embargo, Dios y la fe de los que en Él creían han venido a rescatarme de esas situaciones. El discurso cercano al Evangelio para las personas que más sienten en su interior una llamada a hacer algo por los demás, como darles de comer, beber, alojarlas, hacer una sociedad más justa, evitar la violencia, han dejado sin embargo, de tener en sus discursos a JesuCristo como principio de su palabra y causa y consecuencia de su acción en el prójimo. Para esta sociedad se ha convertido en una forma de argumentar demasiado fácil hablar, por ejemplo, del cambio climático, viendo en las acciones contaminantes del hombre la única causa del cambio climático. Esa acción está ahí y está produciendo una serie de cambios, pero, ¿ es acaso lo único que hace el hombre contaminar con CO2?

Somos corrompidos y contaminados en nuestro pensar, en nuestra palabra y en nuestro obrar por Satanás y sus espíritus malignos y las almas y espíritus contaminados en su oscuridad y cada día lo aceptamos como nuestra forma de pensar, hablar y obrar por las necesidades de la vida. Dios nos habla desde el cielo a través de lo que acontece en nuestro tiempo, y cualquiera que haya leído la Biblia sabe que nubes, nieblas, nevadas, rocíos… bendicen al Señor, porque del Señor son todas las maravillas del Universo. JesuCristo nos dijo en el Evangelio según San Lucas: “Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. Porque cuánto dijisteis en la oscuridad será oído a la luz, y lo que hablasteís al oído en las habitaciones privadas será proclamado desde los terrados”. Yo, todos los días rezo por la humanidad entera, por todas las criaturas de Dios, las almas, todos nosotros y me entristece ver una humanidad encaminada a resolver los problemas materiales por sus propios medios y argumentos, habiendo olvidado el culto a Dios y la ayuda al prójimo por amor a Dios. ¿Cuántas cataclismos necesitamos padecer?: guerras, terremotos, enfermedades, violencia, indignidad en pensamientos, palabras y obras que sólo contribuyen a la vileza de Satanás porque esa es el significado de la palabra vileza: “acción o expresión indigna, torpe o infame”. ¿Cuántas señales del cielo van a aparecer y nosotros ciegos sólo vamos a mirar al CO2 como si nada más estuviese pasando?

Creo que en estos momentos en que los gobernantes de las naciones van a una guerra, la lectura del profeta Daniel “Visión de las bestias” y “El sueño y la locura de Nabucodonosor” podría clarificar esas almas que sólo se dejan guiar del miedo al desastre para creer.

Me siento en la obligación de votar, pero con el discurso actual de todos los partidos políticos, mi voto no podría ser nada más que en blanco. Sé que la lectura de la Biblia requiere tiempo, pero para nosotros interesados por un bienestar de las personas que no esté avocado a un fin en el que haya un a condenación de las almas y un sufrimiento que Dios no quiere y que si se produce es por la obra de Satanás y sus espíritus malignos deberíamos pensar que merece la pena responderse a uno mismo, si no es tiempo para los políticos de convertirse al Evangelio, a JesuCristo, a su verdadera palabra, más allá de la identificación con una Iglesia u otra y que nuestra conversión debería llevarnos a una sociedad donde JesuCristo fuese nuestro centro de vida, de pensar, de palabra y de culto en Yavhé nuestro creador con el Espíritu Santo, Paráclito.

Ver como los pasajes de la Biblia se cumplen en toda la maldad que está sucediendo es dramático y terrible para cualquiera que crea que todos los hombres deberíamos ser hermanos.

Sé que está puede ser una misiva no entendida o mal interpretada, pero me sentía en mi obligación como ciudadana y creyente de escribirla. Y me gustaría que la respuesta estuviese recogida en un discurso que cambia en la forma de relacionarnos los unos con los otros y de comunicar nuestras ideas a los demás y lo que consideramos importante y cómo solucionarlo.