Me llamo Paco y soy promotor escolar en un colegio de Barcelona. El pasado martes llegó al colegio donde trabajo un paquete de Correos Express con una anotación para el repartidor: “Colegio de Gitanos”. Esto no es la primera vez que pasa en mi colegio, pues ha habido otras ocasiones donde han llegado paquetes que decían “colegio peligroso” o “cuidado, zona peligrosa”, entre otras cosas, siempre refiriéndose al hecho de que es un colegio donde hay una gran mayoría de alumnado gitano.

Este suceso es sólo la prueba latente de cómo ha aumentado el antigitanismo estos últimos años en España. No se trata de un comentario discriminatorio puntual, se trata de todo un sistema clasista y racista con el pueblo gitano. No olvidemos que Correos es una empresa pública y los gitanos tenemos el mismo derecho a usar este servicio como cualquier otro ciudadano.

No tenemos por qué tolerar este tipo de comportamientos. Exigimos que se tomen medidas contra este tipo de ataques hacia nuestra comunidad que, lamentablemente, están creciendo en los últimos años. El Estado tiene una responsabilidad institucional en el mantenimiento y reproducción de este tipo de discriminaciones. Concretamente en España, los derechos de las minorías no están garantizados en la Constitución.  Las políticas públicas deben priorizar el análisis de esta discriminación para trabajar en su erradicación.