Somos el Movimiento Defensa de Laguna Verde, compuesto por 17 organizaciones sociales unidas para proteger esta localidad de la comuna de Valparaíso, que se está convirtiendo en una zona de sacrificio ante la mirada pasiva y negligente de las autoridades.

Laguna Verde es parte de la reserva de la biosfera Campana-Peñuelas, declarada por Unesco como sitio prioritario para la conservación del medio ambiente. Además, acá se encuentra el santuario de la naturaleza Acantilados Federico Santa María. Lamentablemente, esto no ha servido de nada a la hora de proteger el territorio.

Según el último censo, en el año 2017 la población de Laguna Verde era de 3.600 habitantes, hoy estimamos que hay cerca de 20 mil producto de la venta de loteos irregulares y la falta de fiscalización. Se utilizan retroexcavadoras sin ningún tipo de plan de manejo ni respeto a los bosques nativos, rellenan quebradas, venden cortafuegos, y Conaf brilla por su ausencia.

Por otro lado, este aumento demográfico ha ocurrido sin ningún tipo de urbanización y ha acrecentado el problema con el agua que venimos denunciando hace años. El 90% de los habitantes de Laguna Verde consume agua insegura, ya que no hay red de agua potable ni alcantarillado.

La municipalidad solo abastece al canil del sector, mientras que las personas nos vemos obligadas a comprar agua a través del mercado ilegal. Según la demanda, nos venden entre $8.000 y $20.000 los mil litros de agua, los mismos que Esval vende a $1.700. O peor aún, nos revenden agua de pozos ubicados en la parte baja del pueblo, que está altamente contaminada producto de la mala gestión de residuos de un relleno sanitario y de la planta de tratamiento de aguas servidas de la empresa Esval. Estudios científicos han detectado presencia de plomo, manganeso, cloruro y coliformes fecales, siendo tremendamente dañina para la salud.

Están envenenando a la población y todas las autoridades lo saben, pero siguen haciendo vista gorda. En el año 2019 interpusimos un recurso de protección por la contaminación y falta de abastecimiento, pero pese a que se acogió la situación no ha cambiado. En el 2020 comenzamos una mesa de trabajo con la municipalidad y desde agosto estamos esperando que se implementen las medidas a corto plazo, pero nada.

Necesitamos acceso al agua, pero también a la luz. En Laguna Verde hay cinco revendedores de luz que cobran el doble que Chilquinta por el servicio, y el empalme lo venden 10 veces más caro. Además, es super inestable porque no están regularizados, y ocupan los árboles como postes, por lo que el peligro de incendio es una amenaza constante.

Tampoco tenemos caminos de uso público, lo que entorpece el acceso a agua y luz. Por eso es urgente seguir visibilizando este problema e interpelando a las autoridades. Necesitamos acciones, no solo compromisos. Acusamos notable abandono de deberes de los organismos públicos y centralizados del Estado.