El lunes 3 de agosto de 2020, el papá de mis hijas aprovechó que yo había salido de casa a una entrevista de trabajo y a hacer algunas entregas de alimentos y productos que vendo, para llevárselas. Alicia Valdespín Solis, de 9 años de edad, y a Isabella Valdespín Solis, que entonces tenía 4 años. Al llegar a nuestro domicilio, ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, en la Ciudad de México, descubrí que el coche no estaba y al poder ingresar a nuestro departamento, pude confirmar que prácticamente mi expareja había hecho una mudanza; se llevó documentos, ropa, utensilios, fotografías y demás pertenencias. Cuando traté de comunicarme con él me aseguró que se había ido de casa y se había llevado a las niñas. Desde entonces no he vuelto a verlas ni tengo la menor idea de dónde podrán estar. 

Enseguida fue a buscarlos a las casas de los familiares de mi expareja, pero en ninguno de esos lugares obtuve una respuesta. Cuando solicité la activación de una alerta Amber y la demanda por la sustracción, las autoridades me negaron poder hacerlo debido a que “se trataba del padre de las niñas”. Hasta varios días después conseguí que se pusiera en marcha una alerta Amber, pero esta solo estuvo vigente del 6 de agosto hasta el 2 de octubre de 2020, fecha en la que él asistió ante un juzgado con mis dos hijas, y de cuya presentación yo no fui notificada sino hasta mucho tiempo después. El hecho de que él las presentara aquel 2 de octubre hizo, según me explicaron las autoridades, que la alerta fuera desactivada. 

En la Fiscalía ha sido todo muy complicado, estuvieron a punto de cerrar la carpeta de investigación porque, según dijeron, no procedía el delito. Mi expareja asegura que él es quien tiene la guardia y custodia de las niñas y al parecer el proceso ha girado en torno a sus afirmaciones sin que haya presentado una prueba o documento que acredite lo que dice. No sé exactamente por qué mi expareja tomó esta decisión. Estábamos juntos desde hace 17 años, 10 de ellos en matrimonio. Durante las primeras semanas posteriores a la sustracción, yo recibí audios de mis pequeñas diciéndome que estaban bien, que me querían mucho, pero a partir del 14 de septiembre del 2020, cuando recibí un último mensaje de ellas, que no he vuelto a tener comunicación.

Yo he insistido en tratar de arreglar las cosas, lo que sea que haya sucedido con mi expareja, para poder volver a ver a mis hijas, para resguardar su integridad física, emocional y psicológica. Y es por ello que he decidido lanzar esta campaña de difusión en la página de Osoigo, para pedirles a nuestros representantes políticos que me ayuden a recuperar a mis hijas Alicia e Isabella. Pedirles que hagan cumplir el interés superior de las niñas, niños y adolescentes, para que ninguno de ellos se enfrente a casos como este, en el que son finalmente las víctimas. Por favor, ayúdame a firmar y a difundir esta campaña por todos tus grupos y contactos de WhatsApp y redes sociales. Si consigo 500  apoyos, esta pregunta llegará a políticos de distintos partidos del Congreso de la Ciudad de México, los cuales me tendrán qué dar una respuesta en esta misma web.