El 18 de noviembre de 2015, se llevaron a la fuerza a nuestros hijos Cristina, Ana y Rodrigo.

Sin habérnoslo notificado, la policía derrumbó las puertas de nuestra casa a golpes y nos arrancó a nuestros pequeños y los metió en un centro de la Comunidad de Madrid.

Más de dos años después, no sabemos nada de ellos. No tenemos fotos ni noticias del estado de nuestros hijos. Las últimas veces que pudimos visitarles en 2016, estaban muy deteriorados y con ganas de volver a su casa.

Todos los días nos preguntamos que por qué no se nos da ningún tipo de información. Por qué no podemos abrazarles, verles o tan siquiera hablar con ellos por teléfono teniendo nosotros la patria potestad como dice la Comunidad de Madrid. No entendemos que si ningún juez nos ha quitado la patria potestad, desde el primer minuto se nos niegue información tanto de su estado de salud, de su paradero o información sobre con quién están a quién son entregados. Ellos mismos se quejaron de maltratos y abusos las últimas veces que los pudimos ver.

Nuestra historia empieza hace mucho, después de tener un encontronazo con la persona equivocada, que nos amenazó con quitarnos a nuestros hijos por querer denunciarle por corrupción.

Unos años después, debido a este problema, los servicios sociales, desde el Centro de Atención a la Infancia de la Comunidad de Madrid, recibieron una notificación y nos comunicaron que para despejar dudas nos harían un estudio de familia. 

Estos estudios de familia los realiza un trabajador social y un psicólogo. El estudio se realizó durante seis meses y concluyó con que la situación de la familia era buena, por lo que procedieron a archivar el caso.

Aún así, tres años después, nos encontramos con una medida cautelar para retirarnos a nuestros hijos. En medio de un proceso abierto y sin haber sido resuelto por el juez, vinieron a quitarnos a nuestros hijos. Ahora, ni siquiera tenemos acceso a ellos, y la Comunidad de Madrid no responde a nuestros escritos.

Por eso les pedimos que nos ayuden a aclarar nuestra situación y permitir que nuestros hijos vuelvan a estar en su casa. Tenemos todas las pruebas de que esto ha sido un error y cuentan con un hogar en el que se les quiere y se les cuida. Nos sentimos víctimas del acoso institucional. 

¿Estarían dispuestos a reunirse con nosotros para que pudiéramos acabar con esta agonía y recuperar a nuestros hijos? Ayúdennos por favor.