Pregunta para Senado de México

Soy Marco Sánchez Guerra, científico mexicano que aboga por un regreso seguro a clases. ¿Qué medidas están tomando las autoridades educativas para que la vuelta de las y los niños a las escuelas sea segura?

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Soy Marco Sánchez Guerra, científico mexicano que aboga por un regreso seguro a clases. Yo soy epidemiólogo ambiental, es decir, evalúo los efectos de algunos contaminantes en la salud de la población. He seguido de cerca la pandemia e incluso empecé a publicar en El Universal para brindar información a la población sobre las vías de transmisión del COVID-19 y algunas de las medidas que se tendrían que adoptar (Uso obligatorio y correcto del cubrebocas, ventilación (medidores de CO2) y purificación del aire). He impartido algunos seminarios e incluso dirigí un evento organizado por el Club Harvard de México, la Dean Michelle Williams de la Harvard T.H. Chan School of Public Health y DRCLAS. Por lo tanto, me gustaría recomendar que las autoridades y la sociedad mexicana tome en cuenta toda esa información científica que está disponible para todos para que la vuelta de las y los niños a las escuelas sea segura. Que cuidemos su salud y que no expongamos a nadie a posibles contagios.


El año pasado, cuando la pandemia comenzó, noté la desinformación que ha habido desde Gobierno federal, desde esos primeros momentos de emergencia sanitaria. Entonces decidí que podía hacer un trabajo de comunicación. No soy especialista en comunicación, pero empecé a leer, y a darme cuenta de que mi área de énfasis, en el caso de la prevención por exposición a los aerosoles, podría ser de utilidad.

Me pareció bastante importante involucrarme en el tema de las escuelas, primero, porque soy padre de una niña y un niño; y porque, en el caso del anuncio de la SEP de la vuelta a clases, vi que no se tiene aún una idea clara de lo que se van a encontrar o de las medidas de protección necesarias para la seguridad de los estudiantes. Los niños definitivamente están más seguros que los adultos de enfermarse de gravedad o morir por Covid, pero no deja de ser un riesgo.

Uno de los problemas es que los políticos no están leyendo o no se están actualizando sobre la información que surge para tratar de frenar los contagios. La probabilidad de morir en los niños es muy baja: cifras de científicos de Estados Unidos y de otros países confirman que esa probabilidad es de 0.1 en cien mil.  O sea, nada, pero ¿Y yo cómo puedo estar seguro de que mis hijos no sean parte de ese pequeño porcentaje?. Creo que las autoridades no están tomando en cuenta las estrategias que muchos investigadores desde el año pasado y recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) están recomendando como la ventilación y la purificación del aire de aquellos lugares cerrados, como son los salones de clases.

Lo primero que hay que saber es que hay 3 vías de transmisión del covid conocidas: la primera es la transmisión por contacto, aunque la cifra también es mínima: hay menos de un caso de contagio en 10 mil. Y las autoridades parecen no entenderlo todavía. La segunda vía es la del contagio a través de gotículas. Cuando dos personas hablan de cerca, es probable que alguna de ellas salpique con gotas de saliva al hablar a la otra. Esta tampoco es la forma predominante para el contagio, y el uso correcto de los cubrebocas puede prevenirlo.

Y la tercera, a la que pareciera que casi nadie está prestando atención o, al menos, los políticos, es el contagio por aerosoles en lugares cerrados y mal ventilados, en donde sí que importa que se use correctamente el cubrebocas. Las recomendaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP) dicen que las niñas y los niños pueden asistir a clases con cualquier cubrebocas o pañuelo, lo que no es correcto; se tienen que incentivar el uso de estos objetos para prevenir los contagios en cualquier tipo de lugar.

Los aerosoles son también gotas, incluso más pequeñitas. Si alguien está infectado estará exhalando el virus. Ese virus estará flotando en el aire en los aerosoles, y pueden acumularse en un interior mal ventilado y contagiar a una o más personas, sin importar la distancia que haya entre ellos. El ventilar ayuda a diluir o eliminar la presencia de esos aerosoles; debido a que se está remplazando el aire del interior por aire limpio del exterior. Una medida adecuada para saber si la ventilación es buena y suficiente es el uso de medidores de CO2. Otra alternativa adicional o complementaría, es el uso de purificadores de aire con filtros HEPA o de purificadores artesanales con filtros MERV13 que son capaces de filtrar el aire y retener los posibles aerosoles con virus. Y si además se usa el cubrebocas correctamente, el riesgo de contagio será todavía menor.  La otra es que, se calcula que afuera, en exteriores, hay 20 veces menos riesgo de infectarse que en un interior y se estima que los contagios en exteriores representan apenas menos de 1% del total de casos y por lo tanto, sería recomendable hacer la mayor cantidad de actividades escolares en el exterior.

Hay medidas para combatir esto tan baratas como abrir las puertas y ventanas. También hay sistemas mecánicos de ventilación con los que se puede controlar cuántos recambios de aire hacer por cada hora. Además, los purificadores de aire artesanales son más baratos que los de comerciales con filtro HEPA y son igual o más eficientes que los primeros. Es decir, hay opciones para que las aulas pudieran contar con estas herramientas ara disminuir los riesgos de contagio tanto de las niñas y niños como de sus familiares.

Lo que sugiero es que la SEP haga un plan con estas recomendaciones, pero además, que cada estado haga una adaptación general a las condiciones específicas de todas las escuelas, incluso por regiones, para considerar las características y necesidades de cada escuela.  

Con información correcta y con voluntad yo creo que puede haber un retorno seguro a las escuelas de nuestro país. Solo hace falta que las autoridades nos escuchen y quieran colaborar con nosotros y con el resto de la sociedad dispuesta a aportar.

Por eso llamo a las y los políticos del Senado de la República para que tomen en cuenta a la ciencia y a quienes desde esa trinchera queremos lo mejor para las y los ciudadanos y, sobre todo, para la niñez mexicana. Y en ese sentido, considero que todos podemos contribuir para lograrlo: si recolectamos 500 firmas en Osoigo, los representantes políticos en el Senado tendrán que dar una respuesta a mi pregunta. Y para que el mensaje llegue a más personas, pido que esta campaña se difunda por WhatsApp y en todas las redes sociales.

 ¡Muchas gracias!

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