La última vez que pude ver a mi hijo fue a través del cristal de una ventana afuera de su escuela, en el Estado de Hidalgo hace 4 años. Pero es desde 2012, cuando nos separamos su mamá y yo, y cuando Renato solo tenía 2 años y 7 meses de edad, que no convivo con él ni me he comunicado con él, ni tenemos ya una relación padre e hijo. Han pasado ya 9 años de que su mamá decidiera empezar esta guerra que solo ha afectado de forma irreversible a mi hijo y que nos ha alejado a ambos y nos ha arrebatado la posibilidad de tener una relación afectiva normal, como cualquier otro padre con sus hijos. 

Mi expareja, con la que viví cerca de 5 años, en ocasiones me decía que si un día yo decidía separarme de ella me podía olvidar del niño, de mi hijo. Algo de lo que nunca hice caso porque no creía que se tratara de algo serio, que ella podría cumplir. Pero así fue. En cuanto nos separamos, la madre de Renato interpuso una primera denuncia (hasta ahora suman ya 5 demandas que ha interpuesto en mi contra por distintos motivos y con el objetivo de que el tiempo pase y yo no pueda volver a tener un vínculo con mi pequeño). En esa primera acción legal su mamá me acusó de haber abusado sexualmente de mi hijo, algo que no es cierto y que pronto se comprobaría, pues esa demanda quedó ya desestimada.

Después, me volvió a denunciar por delitos cibernéticos; luego me denunció por incumplimiento de las pensiones alimenticias, ella argumenta que yo nunca le di nada para los gastos de nuestro hijo, pero sigue siendo falso. También me denunció por violencia familiar agravada, y una más por violencia también. De esas, solo dos de ella siguen vigentes, la primera sobre la manutención y la segunda sobre violencia, pues al ser desestimada por un juez, ella ha interpuesto nuevamente un  amparo.

Todo esto ha llevado años y años de un proceso legal en el que no he podido ver a mi hijo. Renato presenta violencia psicológica grave y alienación parental. Su mamá lo ha cambiado 6 veces de escuela. Lo que sé de mi hijo es gracias a personas que lo llegan a ver y que me cuentan de él y cómo se encuentra. Yo llevo años tratando de poner fin a esto, pero ha sido totalmente imposible. Él se refiere a mí como “el señor” y es claro que el vínculo está siendo anulado y las posibilidades de recuperarlo parecen muy lejanas. 

Han sido años de vivir una violencia institucional porque pareciera que la madre de Renato puede ir a decir que yo ejercía violencia sobre ella para que le crean, sin hacer dictámenes médicos sin periciales, ni nada. Y la peor violencia ha sido ejercida dese las autoridades  hacia la condición de mi hijo, porque aún habiendo dictámenes donde se comprueba la violencia psicológica grave y la alienación parental ejercida por su mamá, no han hecho ni dicho nada. Mi hijo está a punto de cumplir 11 años y cada vez se hace esto más difícil para mí. 

Es por eso que he decidido comenzar esta campaña aquí en Osogio, para pedirles a nuestros representantes políticos del Senado de la República que me ayuden a recuperar a mi hijo, que velen por su salud emocional, física y psicológica, que hagan lo necesario para que él y solo él esté en bienestar y plenitud. Por favor, ayúdame a firmar y a difundir esta campaña por todos tus grupos y contactos de WhatsApp y Redes Sociales. Si consigo 500  apoyos, esta pregunta llegará a políticos de distintos partidos del Senado de la República, los cuales me tendrán qué dar una respuesta en esta misma web.

¡Muchas gracias!