Pregunta para Congreso de la República del Perú

¿Por qué el asesino de mi hermana Elena no tiene la condena que le corresponde?

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Mi nombre es Ysabel Aponte y soy hermana de Elena, una mujer alegre, trabajadora y madre de familia que fue asesinada por un hombre sin escrúpulos y que no tuvo piedad ni siquiera de sus propios hijos.

Esto ocurrió en el 2013. Ella tenía 36 años. Había estudiado para Biología y Química para ser profesora. Se llegó a graduar, pero lastimosamente no pudo ejercer. Fue alrededor de esa época que ella conoce a su asesino. Este tipo la embarazó, pero también la golpeaba. Es así que ella decide venir a Lima con su hijo ya nacido. Él la vino persiguiendo y, con engaños, logró que mi hermana estuviera de vuelta con él. Se trataba de una relación tóxica.

Al llegar a Lima, ella tampoco encontraba un trabajo estable. Pudo ingresar a laborar a diferentes fábricas y también con negocios independientes. En ese tiempo, ella vuelve a salir embarazada de este tipo, cuando ambos se encontraban viviendo en un colegio.

Por su empeño para trabajar, finalmente a ella le ofrecen un trabajo en la Dirección Regional de Salud del Callao, como personal de limpieza. Ella ahora salía regularmente a trabajar y empezaron los problemas con este tipo de nuevo. Él la seguía a todos lados y nunca la dejaba en paz.

El 21 de julio de ese mismo año, mi hermana fue a comer con unas amigas. Este tipo la había ido a buscar, envuelto en celos, para llevársela. Elena no quiso y se fue hasta el lugar que ambos compartían. Este tipo le logró dar el alcance y la empezó a golpear con una furia desmedida. Mi hermana trató de escapar y él se ensañó, todo en frente de sus dos hijos. Ellos trataron de detenerlo y finalmente paró. “Dales gracias a tus hijos, porque sino estarías muerta”, fue lo que le dijo a mi hermana moribunda. Este hombre se comunicó conmigo, me dijo que le había pegado a mi hermana y que la quería matar. Uno de mis hermanos fue a verla, en el hospital Negreiros del Callao. Le había quebrado costillas, le había inflamado lo riñones, hematomas en todo el cuerpo y golpes en la cabeza. Salieron de ahí y fueron a la casa de mi hermano en Gambetta. Ella dijo que ahora sí se iba a separar de este tipo. Yo llegué a verla y su estado era grave. Arrastraba su pierna para caminar, los ojos hinchados. Ella me contó y me dijo que le había quemado todas sus cosas, que no quería que se lleve nada.

A pesar que lo denunciamos y la policía nos dio garantías sobre la vida de mi hermana, el tipo la seguía acosando y amenazando. La esperaba afuera del Hospital Carrión, donde ella empezó a trabajar. Así, el 23 de agosto, cuando ella salió de trabajar, este tipo la persiguió y mi hermana corrió hasta mi casa. Ella estaba muy alterada, lloraba y tenía mucho miedo. Nosotros le dijimos que descanse, le dimos una pastilla y pudo dormir.

Al día siguiente, ella se despertó para ir a trabajar. Yo le dije que no vaya, que era peligroso, pero ella insistía por las deudas que tenía. Con mucha preocupación, la dejamos ir. A los 15 minutos yo la llamo, pero no me contesta. Seguí insistiendo hasta que me contestó una chica y me dice que mi hermana estaba en el hospital, internada porque la habían apuñalado. El doctor nos dijo que había recibido 4 puñaladas, una de ellas en el corazón. A las dos horas de ingresada, mi hermana falleció.

Este cobarde asesino intentó quitarse la vida tomando veneno, pero no lo consiguió. La policía lo llevó al hospital de Collique. Allí declaró que él estaba decidido a matarla, que no le importaban sus hijos.

Nosotros no estamos de acuerdo con la condena. Ha sido un asesinato premeditado, planeado y que no ha tomado en cuenta dejar a dos niños en el absoluto abandono. El está condenado a 28 años, pero nosotros estamos peleando para que sea cadena perpetua. Además, quieren cambiar la tipificación por un homicidio simple, cuando es clarísimo que se trata de un feminicidio. Esta lucha no solo la hago por mi hermana, sino por todas las mujeres que encuentran en el sistema de justicia más enemigos que aliados. Es hora de encontrar un verdadero descanso para todas nuestras hermanas que han perdido la vida a manos de estos asesinos.

Es por eso que necesito tu ayuda. Si esta campaña llega a tener 300 firmas, las autoridades tendrán que responderme a través de Osoigo Perú y ponerse los pantalones de una vez por todas para combatir las injusticias contra las mujeres. Solo tienes que dar click en “Apoyar” y seguir difundiendo esta campaña con todos tus contactos de Whatsapp y otras redes sociales.

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Pregunta dirigida a: Congreso de la República del Perú