Estamos a punto de culminar una legislatura perdida en la que lo único que se va a constatar al final de la misma va a ser el deterioro de las instituciones navarras, la pérdida de calidad de vida de los navarros, los recortes sociales y la gran incertidumbre que se generaliza sobre el futuro. Los enjuagues de última hora del PP y UPN no van a cambiar el fondo de esta adversa y disparatada legislatura. El Gobierno central ha demostrado una falta total y constante de respeto por los ciudadanos de Navarra, por las decisiones de sus instituciones y, en particular, por las de su Parlamento. Hay que recordar que en los últimos tres años se han recurrido catorce leyes forales aprobadas por nuestro Parlamento. Dos Gobiernos que han roto la tradición de pacto en la que se sustenta el modelo foral, han quebrantado un vínculo basado en la lealtad institucional de décadas que exige mucho diálogo. Nunca en democracia en los treinta y cinco años de democracia había habido tal grado de desencuentro entre un Gobierno navarro, el Gobierno foral, y un Gobierno central. En el caso del IVA de Volkswagen la naturaleza paccionada del régimen Foral ha sido sistemáticamente violentada. El descoloque del PP sobre la cuestión del IVA de Volkswagen ha sido preocupante. El ordenamiento fiscal foral se basa en los principios de unidad de mercado, cohesión y solidaridad territorial, de manera que hasta que estalló este caso lo que se pretendió siempre fue garantizar la neutralidad fiscal de los regímenes forales en relación con el IVA. La Agencia Tributaria ha pretendido que una transacción entre Navarra y Barcelona debería equipararse a una transacción entre Navarra y otro Estado, viniendo a decir que Volkswagen estaba exportando a Barcelona, sin duda algo que iba en la dirección contraria a la de la unidad de mercado. Un disparate político. Lo que se ha hecho siempre en materia de imposición indirecta ha sido una compensación para asegurar la neutralidad del IVA, que es una fiscalidad sobrevenida posterior al convenio porque es el resultado de nuestro ingreso en las Comunidades Europeas. El cálculo de cifras que hizo el PP de Navarra y el PP nacional, y la Agencia Tributaria fue simplemente demencial, tal y como siempre sostuvimos y como yo mismo defendí en el Pleno del Congreso de los Diputados en varias ocasiones. Navarra no debía pagar nada en aras del principio de neutralidad fiscal del Régimen Foral. Porque si no, estaríamos diciendo que cuanto más exporte Navarra o cuanto más exporten las diputaciones forales mayor será el déficit de IVA que tendrán que compensar esas administraciones respecto al Estado. De manera que esa deuda no existe a no ser que queramos considerar, como parece que la Agencia Tributaria del PP pretendía, que Navarra es como Malta, por ejemplo. Así que el acuerdo "sin coste", acuerdo sorpresa de este invierno entre los reconciliados gobiernos no sólo no nos sorprende, es lo que siempre exigimos durante los años de desencuentro de PP y UPN. Más bien, parece el resultado del reencuentro de ambos partidos tras años de tira y afloja, amores y odios, o simples juegos florales.