¿Cuándo podremos los psicólogos extranjeros ejercer nuestra profesión en España? ¿Por qué no se utiliza más el arte como herramienta terapéutica en terapias psicológicas?
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Josep Maria Reniu i Vilamala

Para resolver el problema de las homologaciones, hace falta voluntad política


Es difícil entender el descontrol que está habiendo con las homologaciones de títulos de psicólogos, odontólogos, médicos, ingenieros, entre otros, si no nos fijamos en una cuestión: tenemos unas estructuras de reconocimiento, organización y funcionamiento de la parte burocrática institucional del sistema universitario español que están anquilosadas. Nos encontramos con profesiones reguladas que imponen unos candados de entrada a los profesionales migrantes a través de requisitos muchas veces sin sentido, primero pidiendo una cosa y luego otra.

Por otro lado, tenemos unos colegios profesionales que realmente tienen una función casi absolutamente corporativista. En cierta medida, podríamos entender que mantengan esta posición corporativista para algunas profesiones con especial relevancia, pero aun así cuesta entender que, más allá de la defensa de la profesión, intercedan en otros trámites como pueden ser los informes sobre titulaciones o sobre procesos de homologación, como estamos viendo en el caso de los odontólogos y las odontólogas.

Finalmente, hay un tercer elemento, que es tanto o más preocupante: las continuas reorganizaciones en los departamentos ministeriales están generando un cierto desmembramiento de unos canales de comunicación y funcionamiento que anteriormente, por experiencia propia en mi labor universitaria, funcionaban con bastante eficacia.

La situación actual de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en el apartado de los informes y los dictámenes para la homologación está siendo una cuestión muy problemática. Como portavoz de la Comisión de Universidades, hemos solicitado la comparecencia de su presidenta para qué nos informen sobre qué está sucediendo exactamente. También a la Secretaría General de Universidades y al Ministerio de Universidades

Precisamente, al crearse este Ministerio, de entrada lo vimos como una buena noticia, ya que creíamos que iba a ser interesante tener diferentes ministerios y así poder atender los problemas que aparezcan en cada sector con mayor facilidad. La realidad es que, por ejemplo, el Ministerio de Ciencia, Innovación y tecnología es un portaaviones mastodóntico, mientras que el de Universidades se ha quedado como una pequeña chalupa en medio del océano. Los ministros Castells y Subirats nos han comentado que hay problemas de recursos, que estábamos en plena pandemia, en proceso de digitalización… pero el mismo informe del Defensor del Pueblo lo ponía de manifiesto: hay gente que lleva seis años esperando una homologación.

Hay opciones para agilizar estas homologaciones. Por ejemplo, una que había funcionado muy bien en el ámbito de Ciencia Política y de la Administración son las homologaciones parciales. Consistían en homologar el 80-90% de los créditos de una persona titulada migrante. Los créditos restantes, correspondientes a materias centradas en el contexto español, los podía cursar en cualquier universidad, sin tener que esperar ningún proceso extraordinario, y en un semestre o un año ya tenía todos los requisitos formativos necesarios.Otra opción son los reconocimientos calificativos profesionales. En una de las últimas notificaciones de la Secretaría General de las Universidades hacia la ANECA, se recordaba la necesidad de incorporar la experiencia profesional al análisis de los expedientes. Por eso se solicita a cada uno de los graduados homologantes su currículum completo, para tener en cuenta tanto la trayectoria académica como la experiencia profesional.

A fin de cuentas, hace falta voluntad política. Por eso estamos intentando hacer un conjunto de iniciativas que esperamos que puedan resolver o ayudar a resolver este drama por el que está pasando mucha gente, demasiada.

Desde mi punto de vista, con un poco de presión, sensatez e intentando reconducir todas estas malas praxis, esperemos que pueda solventarse. Para ello, como siempre, nosotros estamos al lado de la gente y en la medida que sea posible vamos a seguir apoyándoos.

Mucho ánimo y quedo a vuestra disposición. 

 

Intervención completa:

 


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Josep Maria Reniu i Vilamala
 Pregunta ¿Cuándo podremos los psicólogos extranjeros ejercer nuestra profesión en España? ¿Por qué no se utiliza más el arte como herramienta terapéutica en terapias psicológicas?

Mi nombre es Elizabeth Muñoz, soy psicóloga colombiana y realizo talleres de pintura creativa en Madrid. Hace unos años llegué a la ciudad a estudiar un máster de arteterapia y, cuando concluí mis estudios, decidí quedarme en el país como voluntaria en el lugar donde hice mis prácticas, Proyecto Hombre, un espacio dedicado a la rehabilitación de personas en condición de drogadicción. 

Sin embargo, mi estadía en el país no ha sido fácil, pues me he sentido truncada al querer ejercer mi profesión aquí. A pesar de estar totalmente cualificada y capacitada como Psicóloga clínica, tener años de experiencia y contar con un título que obtuve a raíz de 6 años de estudios que respalda mi formación, no puedo ejercer mi profesión en España. Para poder ser psicóloga aquí estoy obligada a homologar mi título extranjero y adicionalmente debo realizar un Máster en psicología general sanitaria. 

Somos cientos los psicólogos que migramos a España y nos encontramos actualmente en la misma situación: no podemos ejercer nuestras profesiones y vemos trabas en nuestros visados. Muchos de nosotros vinimos a hacer másters en ramas de la psicología, pero ahora se nos está obligando a hacer un máster adicional que sí es considerado como oficial y casi que nos obliga a repetir nuestros estudios. Por esto, tristemente, muchas de mis compañeras del máster en arteterapia que se querían quedar y a aportar a la sanidad del país, se han tenido que devolver a sus países de origen. 

Y, contrario a lo que algunos puedan argumentar, nosotros no vinimos a quitar trabajo a nadie. La demanda de salud mental es altísima, más aún después del covid. Las estadísticas son irrisorias. En materia de salud mental, pareciera que España no fuera un país del primer mundo, pues la cantidad de psicólogos que hay por habitantes es muy baja. Los datos de 2018 del Sistema Nacional de Salud indican que hay apenas cerca de 6 psicólogos y 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Esto, comparado con una media europea de 18 psicólogos por el mismo número de habitantes, es increíble. Esta cantidad de profesionales no alcanza ni a acercarse a satisfacer las necesidades de todas las personas en el territorio español y el sistema público no se está preocupando lo suficiente por la salud mental en el país. 

Debe haber más oferta en la sanidad, tanto pública como privada y hay cientos de profesionales que estamos ansiosos por ejercer nuestra vocación. Si hay tanta necesidad de salud pública, ¿por qué poner tantas trabas a las personas que venimos a ejercer? El Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación y Formación Profesional debe gestionar la salud mental de otra manera y, además, brindar una alternativa a los psicólogos extranjeros que nos vemos imposibilitados a la hora de ejercer. 

Además, se deberían explorar otras formas de terapia en los canales públicos. Por ejemplo, yo trabajo desde el arte como arteterapeuta y, a través de mi experiencia, he demostrado que el arte es una herramienta que está al alcance de todos. El arte es una herramienta vital para la salud mental que puede ser sumamente beneficiosa para abarcar todo tipo de patologías y campos psicológicos. Entonces, ¿por qué no valernos más del arte como herramienta terapéutica  a nivel institucional en lugares como prisiones, hospitales, centros de rehabilitación del Estado y demás?

Enviada por
Elizabeth Muñoz Elizabeth Muñoz
23 de 700 Apoyos
16.02.2022

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