La historia de Europa está llena de momentos como los que está viviendo España, en los que una crisis económica y por lo tanto también social, acaban suponiendo un crecimiento de los movimientos más viscerales e irracionales, que tienen una base economicista y populista. El movimiento independentista en Catalunya es el reflejo de uno de esos momentos. Ya los vivimos en el pasado, en la propia España, cuando por ejemplo nacieron algunos de los movimientos nacionalistas catalanes más reivindicativos tras la guerra de Cuba y la pérdida de aquel mercado, una guerra que la burguesía, luego nacionalista, defendió con energía.

Al final, es evidente que para poder superar el debate independentista y centrar el debate político en lo que realmente importa a la ciudadanía, la regeneración democrática, la renovación del sistema para acabar con la partitocracia y sobre todo, la lucha contra la crisis, hace falta proponer un nuevo modelo de país y generar ilusión.

Yo creo que es precisamente desde esa perspectiva, alejados de la lucha de azules contra rojos, del cainismo, del frentismo, con una nueva forma de hacer política basada en el acuerdo programático superaremos, ya lo estamos haciendo, el acantilado al que nos dirige a catalanes, pero también al resto de españoles, el independentismo.

Los eclipses son meras situaciones de oscuridad temporal que siempre acaban dando paso a la luz.