Pregunta para Congreso de la Ciudad de México
A mi hija de 6 años se la llevó su papá hace más de 7 meses. Exijo que las autoridades encargadas de impartir justicia privilegien los derechos fundamentales de niñas y niños cuando son privados de ellos por alguno de sus progenitores.



Soy Ivethe Camacho, mamá de Naima Sofía, una pequeña de 6 años de edad que, desde el pasado 7 de abril no está conmigo en casa y permanece con su papá y su abuela paterna en algún lugar que yo desconozco. Si hago este testimonio es porque me preocupa muchísimo la integridad física, emocional y psicológica de mi hija, porque la forma en la que su papá se la ha llevado sin previo aviso y sin decirme nada ha sido una forma de violentarla a ella y a mí. Además, tengo la seguridad de que mi hija puede estar pasando por algún tipo de abuso y que mi expareja es el responsable de ello. Quisiera que situaciones como la mía no siguieran sucediendo, y que las autoridades se den cuenta de que los derechos fundamentales de niñas, niños y adolescentes son violentados cada vez que se les priva de recibir una vida digna, llena de amor y de respeto.
El pasado 7 de abril, quien entonces era mi pareja y el padre de mi hija faltó a trabajar y por la mañana aseguró que llevaría a la niña, Naima Sofía, al parque a dar un paseo. De ese paseo nunca regresaron a casa. Por la tarde, cuando ya casi anochecía, mandó varios mensajes diciéndome que no volverían y que se irían a casa de su madre, la abuela de mi hija.
Cuando fui a buscarlos la casa estaba vacía. La madre de mi expareja se había cambiado a otro sitio el mismo día en que mi hija fue sustraída por su papá. Después de algunos días, el 15 de abril, acudí con las autoridades para que se activara una Alerta Amber, que al principio, por tratarse de una situación en la que la niña estaba con su papá, no me querían activar. El 19 del mismo mes, mi expareja se presenta ante las autoridades y hace una serie de acusaciones falsas en contra mía y retoma una acusación que había venido haciendo, sin fundamento alguno y ya antes comprobado, de que mi hija era supuestamente víctima de abuso sexual. Mi expareja culpaba a mi sobrino de 12 años de edad.
Después de este tiempo pude comprobar gracias a dibujos que hizo mi hija y que encontré en cuadernos y hojas que ella pintó, que efectivamente había situaciones incómodas para ella, pero en aquellos dibujos aparecía su papá y no otras personas. He presentado estas pruebas y algunas otras declaraciones que podrían comprobar que el abuso al que está siendo sometida mi hija viene de parte de su papá. En tanto, mi expareja se ha encargado de decir y declarar que el responsable de un posible abuso sea un niño al que ya le ha causado serias afectaciones psicológicas y al que ha difamado sin contar con una sola prueba.
Las autoridades no han querido escucharme y no han hecho nada para vigilar y proteger a mi hija. Cuando todo esto empezó y nos confrontamos en las oficinas del DIF, yo incluso estaba dispuesta a que mi pequeña se quedara en esta institución antes que con su posible agresor. Lo único que pido es que mi hija sea revisada, analizada y salvaguardada para que no sufra daños de ningún tipo. Pido que todo este proceso sea ágil y que se me comunique todo el avance que lleve, pues hasta ahora, sé que mi expareja me ha demandado, pero no tengo notificaciones de nada y nadie me informa sobre los supuestos cargos que pesan sobre mí.
Es por eso que lanzo esta campaña de difusión, para pedir a las autoridades del Congreso de la Ciudad de México y a las instituciones que se encargan de revisar estos casos que no sean omisas y que privilegien el bienestar de mi hija, su salud y su calidad de vida. Que escuchen mi voz y que legislen en favor de las niñas y niños que estén en situaciones similares. Creo que entre todos podemos ayudar: si recogemos 500 firmas en esta petición, los representantes políticos me responderán en la página de Osoigo. Y difundamos este testimonio con nuestros contactos de WhatsApp y redes sociales, para que muchas personas lo puedan respaldar.
¡Muchas Gracias!