El TAV no es un capricho. Muy al contrario, el tren de Alta Velocidad es un proyecto con una profunda dimensión social y por ello un proyecto imprescindible para Euzkadi, de una enorme trascendencia como herramienta estratégica de desarrollo e impulso de nuevas oportunidades. Y ello, porque el valor del transporte va mucho más allá del propio transporte.

Es innegable la extraordinaria relevancia que la mejora de la accesibilidad y la conectividad tiene en la actividad económica de las regiones y en la consecución de sociedades más equitativas, mas horizontales y cohesionadas y por tanto más ricas e igualitarias. Por eso, lejos de ser un capricho, constituye  un proyecto clave para nuestro futuro, para todos y todas nosotras,  para nuestras empresas y nuestra industria.

La ecuación es sencilla... a mayor generación de riqueza, mayor bienestar personal y colectivo, o lo que es lo mismo,  mayor calidad de vida.

Por eso, estamos convencidos de que la Y vasca es la oportunidad que no podemos perder.

Su puesta en funcionamiento nos permitirá además formar parte de los corredores ferroviarios europeos e integrarnos en el sistema de autopistas ferroviarias de transporte. La consecuencia serán importantes ahorros de costes económicos y medio-ambientales, además de  coadyuvar también a la internacionalización de nuestras empresas.

Pero como no todo es futuro ni expectativas, y menos cuando hay tanta gente pasándolo mal, veamos sus efectos a corto y a medio plazo.

Sin duda a corto plazo constituye una importante palanca para la generación de empleo en el sector de la construcción. Creación y mantenimiento de empleo.

A medio plazo, y a medida que se aproxime la conclusión de la obra, supondrá también un importante volumen de pedidos para la industria ferroviaria vasca y para el sector de máquina herramienta, concluyendo nuevamente en más empleo y más riqueza y por lo tanto más bienestar.

Todas estas razones son las que llevan a EAJ-PNV a apostar por esta infraestructura fundamental para los próximos 200 años.

Nos mueve la convicción de que es precisamente en períodos de crisis cuando hay que mantener la apuesta por la inversión en proyectos que reportarán a Euzkadi, a los vascos y las vascas, importantes retornos económicos, sociales y emocionales sostenidos en el tiempo a lo largo de las próximas décadas.

Por tanto es preciso avanzar hacia la puesta en funcionamiento del TAV y para ello es necesario contar con recursos económicos. Al fin y al cabo  los  presupuestos públicos no son más que la traducción en cifras de las prioridades de un gobierno. Es necesario sembrar para recoger y en ello estamos.

Lo fácil es  sucumbir a la tentación de hacer del drama vital que viven muchas familias un argumento para denostar, para manipular, para soterrar las virtudes de proyectos como éste, que tras la apariencia ostentosa y fría que les da la magnitud de un obrón de ingeniería, que tras toneladas de cemento y acero o kilómetros de catenaria, esconden futuro, esperanza y nuevas oportunidades para las personas. 

Y es precisamente en ese oscuro pozo donde ha estado sumida la Izquierda Abertzale y dónde sigue enfangada EH Bildu, mientras oculta de manera interesada e irresponsable que su oposición al TAV es anterior a la crisis, que es histórica y dogmática, que forma parte de su  ADN ideológico. Nunca encontrarán ahí a EAJ-PNV.